
Poeta reivindicado
Todas las caras (incluso las ocultas) de Joan Salvat-Papasseit
Un libro recoge numerosos materiales inéditos, especialmente gráficos, del gran poeta tras la celebración del centenario de su muerte

El pasado año se conmemoraron los cien de la muerte en Barcelona, en una vieja casa del barrio del Born, situada a pocos metros de la iglesia de Santa María del Mar, de Joan Salvat-Papasseit, uno de los indiscutibles pilares de la poesía catalana de todos los tiempos. Coincidiendo con la efeméride aparecieron numerosas publicaciones que, en algunos casos, fueron reiteraciones sobre lo ya conocido, sobre lo mucho ya escrito. Fuera del aniversario, como una prolongación en el estudio de tan fascinante autor, ve la luz un libro condenado a ser una referencia por lo mucho nuevo que en él se contiene. «J. Salvat-Papasseit. Llibreter, editor, poeta» es un trabajo de investigación en la biografía y el tiempo del autor de «L’irradiador del port i les gavines» o «La gesta dels estels». Àlex Pons Parra, propietario de la librería L’Illa del Tresor, y Àlex Darriba Alfaro son los responsables de este concienzudo trabajo del que se ha realizado una edición limitada a 300 ejemplares.
En el volumen, con una portada impresa a la antigua usanza, como las que de los poemarios del propio Salvat-Papasseit, hay una reivindicación, como dijo Àlex Pons en declaraciones a este diario, del oficio de librero, el mismo que también tuvo el propio poeta. «Lo que nos ha llegado de Joan Salvat-Papasseit es el gran poeta que fue, pero se ha dejado de lado su otro oficio. He querido reivindicar, en este sentido, los libreros que también ayudaron a construir Barcelona, algo que se tiende a omitir injustamente. Es reinstaurar la figura que representó».
Los dos autores estuvieron trabajando en el libro durante siete meses, aunque todo ello es el resultado de una fascinación que viene de muy lejos. «Mi padre me puso siendo niño una casete en la que Serrat cantaba a Salvat-Papasseit. Ahí empezó todo y que me emociona porque tiene, como decía Josep Pla, una poesía muy clara. No se puede olvidar que nadie daba un duro por su obra, por eso él hacía esas tiradas tan pequeñas de cincuenta ejemplares. Prevalecía, como señalaba Pla, el librero charlatán».
Por otro lado, Darriba recordó a este periódico cuándo empezó a arrancar esta propuesta: «Nos conocimos con Àlex Pons a raíz de la exposición sobre Salvat-Papasseit librero que preparó en su librería. Allí vimos que los dos teníamos pasión por ese personaje. Yo estaba preparando un libro sobre Salvat, y Àlex me ofreció colaborar en su proyecto, así que compuse un pequeño extracto del que aparecerá muy pronto en mi libro –“Salvat-Papasseit. Alr voltant de la Nitra”, publicado por Lo Diable Gros–, y trabajé en la preparación y documentación del libro. Ha sido un proyecto muy motivador, porque creo que nunca se había tratado a Salvat desde estos diferentes puntos de vista, y porque Salvat-Papasseit ha sido, desde que era un niño».
Darriba reconoció que el autor de «Poemes en Ondes Hertzianes» es «uno de mis referentes, hasta el punto de que he convertido en coleccionista de sus primeras ediciones y otros objetos relacionados. Colaborar con Àlex en este libro y en la preparación de la exposición que se hizo en el Paseo de Gràcia en la Feria del Libro Antiguo y de ocasión ha sido un gran regalo».
El libro nos ayuda a saber que Salvat-Papasseit fue un nombre clave en la vanguardia catalana, «Ocupaba un lugar epicéntrico», en palabras de Pons recordando que «un hombre es el lugar que ocupa» siendo, en este sentido, fundamental para la llegada de algunos de los «ismos» que invadían Europa, como el futurismo de Marinetti. Es también el poeta que colaboró con algunos de los más importantes artistas de su tiempo, como Josep Obiols y Joaquim Torres-Garcia.
Precisamente este último es el objeto de un sentido homenaje en la parte final del libro, donde se señala la deuda que Cataluña sigue manteniendo con este pintor. «Seguimos teniendo una deuda moral hacia él, hacia un artista que fue muy maltratado, pese a su importancia y a ser el iniciador del Noucentisme», aclara Pons. Y es que el agravio viene de lejos, de cuando a Torres-Garcia recibió el encargo por parte de Prat de la Riba para decorar el Palau de la Generalitat. Pese a que se dice que fue la dictadura de Primo de Rivera la que se encargó de tapar esas pinturas, Àlex Pons no quiere olvidar que Puig i Cadafalch fue quien provocó la caída en desgracia del pintor al anular el contrato. Todo ello desembocó en un apelativo que no le hizo ninguna gracia: «Torres-desGracias». Pese a que el artista se ofreció a acabar esos murales de manera gratuita, Puig i Cadafalch le espetó que «esta corporación no necesita limosnas ni donativos». Torres-Garcia acabó marchando a su Montevideo natal donde finalmente falleció.
Antes se ha señalado en este reportaje la relación que Joan Salvat-Papasseit mantuvo con el mundo del arte. Eso es algo que en este volumen queda plasmado con una recopilación de los muchos retratos que le dedicaron no pocos creadores. Entre ellos podemos encontrar, además de Torres-Garcia, a Manolo Hugué, Valentí Castanys, Manuel Humbert, Joaquim Sunyer o Rafael Pérez Barradas, además de un autorretrato del mismo poeta.
Uno de los grandes hitos de este trabajo es permitirnos conocer del desconocido encuentro entre el barcelonés y un jovencísimo argentino llamado Jorge Luis Borges. En una carta enviada a su cuñado Guillermo de Torre, del 3 de marzo de 1921, el que luego sería autor de «El Aleph» o «Ficciones» explica que «ayer lo vi a Salvat-Papasseit. Es un chico inteligente, pero con una serie de prejuicios absurdos: cree que los castellanos no pueden ser poetas pues les falta la visión del mar, cree que la vida suya, detrás del mostrador de una librería es esencialmente dinámica, etc.... Le rebatí todo eso, le dije que la poesía ética y política era –por regla general– un asco. En fin, nos dimos mutuamente una serie de inyecciones de alcaloides verbales». A este documento, se suman también dentro de esta investigación algunos ejemplos de la correspondencia mantenida entre Guillermo de Torre y Salvat-Papasseit.
Precisamente los papeles personales del poeta es uno de los ejes centrales de la investigación. Àlex Pons ha podido reunir algunos, como las fotografías del estudio del escultor Enric Casanovas y que Salvat-Papasseit llevaba consigo. Hace unos años algunos de estos materiales acabaron sorprendentemente tirados en esa selva de papel y cazadores de tesoros que es el mercado de Els Encants. Volviendo a la imagen citada, de su importancia da fe una carta del 13 de diciembre de 1921 en la que el autor de «El poema de la rosa als llavis» reconoce que «m’he emportat un photo on es veu el taller d’en Casanovas, i ja no estic tan sol».
Otro apunte interesante es la recopilación de dedicatorias que, en este caso, son un documento porque nos proporcionan información sobre las andanzas intelectuales del escritor, hecho que se extiende a los libros que él mismo editó. Es el caso de su poema «La Gesta dels Estels» que rubrica a Josep Maria López-Picó o el de «Poemes en Ondes Hertzianes» que destina a Emili Eroles.
El volumen concluye con una herramienta imprescindible: la construcción de una cartografía por el universo humano de Salvat-Papasseit, recorriendo los rincones barceloneses por donde giró su vida, desde la iglesia de Sant Miquel del Port, donde se casó con Carme Eleuterio, en la Barceloneta pasando por el puerto de la capital catalana, tan imprescindible para comprender al poeta. A ellos se suman aquellos sitios en los que escribió, como el primer piso de la calle del Dr. Giné i Partagàs donde redactó «Vespreja i neva» en 1920.
Este «J.Salvat-Papasseit. Llibreter, editor, poeta», que sigue de alguna manera la idea de los álbumes que suele editar desde hace años La Pléiade, es la vida visual de un poeta, el recorrido en imágenes de todas las caras del poeta catalán más importante del siglo XX, con sus luces y sus sombras, con sus triunfos y sus fracasos, con sus palabras y con los recuerdos de aquellos que lo trataron. Àlex Pons hace una advertencia y es que «todavía quedan cosas por descubrir. Tal vez sea un segundo volumen». Ojalá.
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