Neurociencias

¿Cómo sabemos que los placebos no funcionan?

¿Por qué algunos pacientes mejoran cuando se les administra una sustancia que, en términos médicos, es inocua? Esta es la explicación científica

Resonancia magnética de cerebro
Resonancia magnética de cerebroDreamstimeDreamstime

Nuestro cerebro es sorprendente, tanto que no solo es capaz de crear las mentiras que a veces decimos sin sonrojarnos, sino, y más sorprendente aún, de mentirnos a nosotros sin que nos demos ni cuenta. Todo ello ha llevado a que se difundan mitos que muchos nos hemos creído. Y luego está el efecto placebo. La palabra placebo, de origen latina, es la primera persona del futuro del verbo placere, que significa complacerá. El efecto placebo es un fenómeno que intenta explicar por qué algunos pacientes mejoran cuando se les administra una sustancia inocua en términos médicos. Y la preguntas es, ¿cómo sabemos que es así?

De acuerdo con recientes estudios realizados por Jon Kar Zubieta, neurocientífico español de la Universidad de Michigan, creer que tomamos una medicina activa una región del cerebro que se asocia con la recompensa y con las adicciones. Esta región, conocida como núcleo accumbens, segrega dopamina al activarse (la dopamina es una hormona y un neurotransmisor involucrado en otras actividades recompensantes como la alimentación o el sexo). En este caso la dopamina también actúa aliviando el dolor. El equipo de Zubieta descubrió que, de la actividad de esta región del cerebro, depende la respuesta al placebo… Pero ¿ cómo lo hicieron? Los especialistas de la Universidad de Michigan convocaron a un grupo de voluntarios a los que les inyectaron una solución salina inofensiva en la mandíbula con el propósito de provocarles dolor . A continuación, los “pacientes” fueron divididos en dos grupos: a uno se les suministró un placebo, mientras que al otro grupo les dijeron que se les darían un analgésico, aunque también les dieron un placebo.

El siguiente paso del estudio, publicado en la revista Neuron, consistió en escanear el cerebro de los voluntarios. Fue entonces cuando se descubrió que los voluntarios del segundo grupo, los que creían haber recibido un analgésico, mostraban una mayor actividad en el núcleo accumbens. Pero el estudio constaba de una segunda parte. En esta instancia, los participantes, formaban parte de un juego de apuestas en el cual podían ganar algo de dinero. El objetivo era determinar si la dopamina, involucrada en el mecanismo de adicción, también está implicada en el efecto placebo, regulando el sentimiento de recompensa. Esta parte de la investigación se realizó con imágenes de Resonancia Magnética Funcional FMRI.

Las imágenes siguieron la actividad de los voluntarios mientras estos jugaban a apostar dinero y descubrieron que la misma región del cerebro, el núcleo accumbens, se activaba cuando se enteraban si habían ganado, o perdido, su apuesta. Para sorpresa de los investigadores los que más actividad registraron durante el juego, fueron también aquellos que mejor respondieron al placebo en la primera fase del experimento. Este resultado fue lo que llevó a los investigadores a relacionar, en primera instancia, el núcleo accumbens y la secreción de dopamina con el efecto placebo y en una segunda instancia a descubrir que el grado en que una persona responde a un tratamiento de placebo está relacionado profundamente con la actividad que registre el área del cerebro destinada a anticipar un beneficio o una recompensa.