Espacio

Esta imagen acaba de hacer historia: un exoplaneta que bate récords

El James Webb ha descubierto su primer exoplaneta mediante técnicas directas y es 10 veces más ligero que el menor detectado hasta ahora

Imagen del disco alrededor de la estrella TWA 7 en la que podemos percibir un área vacía alrededor de TWA 7 B en el anillo R2 que corresponde al exoplaneta descubierto (CC n.º 1).
Imagen del disco alrededor de la estrella TWA 7 en la que podemos percibir un área vacía alrededor de TWA 7 B en el anillo R2 que corresponde al exoplaneta descubierto (CC n.º 1).A.-M. Lagrange et al. – Evidence for a sub-jovian planet in the young TWA7 disk, 2025.Eurekalert

La actualidad científica nos ha insensibilizado. Cuando descubrimos el primer planeta fuera de nuestro sistema solar en 1995, la prensa comunicó el hallazgo con la emoción de estar viviendo una película de ciencia ficción. Ahora, 30 años después y con más de 5000 exoplanetas descubiertos (pues así se llaman), el soufflé se ha deshinchado. ¿Cuánto debería importarnos que descubran un maldito exoplaneta nuevo? Una pregunta legítima cuya respuesta está a punto de cambiar, porque el telescopio espacial James Webb acaba de encontrar un mundo totalmente diferente a los miles descubiertos hasta ahora, un hallazgo que cambia las reglas de juego y que promete revolucionar la búsqueda de exoplanetas.

Y es que, el James Webb, ese telescopio espacial que costó 10.000 millones y que puede ver más lejos que nadie, ha logrado identificar su primer exoplaneta por observación directa. Dicho de otro modo: significa que no solo ha intuido su presencia a partir de cómo está influyendo en su entorno, sino que lo ha detectado a él mismo. Eso es una noticia interesante, pero hemos prometido una noticia revolucionaria y el detalle clave es el tamaño del exoplaneta: 10 veces más ligero que cualquiera de los otros 5000 exoplanetas. En otras palabras, este récord nos acerca notablemente a encontrar planetas como la Tierra en lugar de, solamente, supergigantes gaseosos, como hasta ahora.

Dos formas de cazar exoplanetas

Vayamos por parte. Por un lado, los astrónomos celebran que la detección haya sido directa, porque tenemos unas cuantas formas de detectar exoplanetas. Los métodos indirectos son aquellos que nos permiten ver cómo su propia presencia altera la forma en que ese mueve la estrella en torno a la que giran, como ocurre cuando un lanzador de disco gira sobre sí mismo, el eje del giro está entre él y el disco, no está donde lo encontraríamos si girara él solo, y con la estrella y sus planetas ocurre parecido. Otro método, por ejemplo, es de los tránsitos, donde, si observando la estrella vemos que esta reduce y recupera su brillo a intervalos regulares de tiempo, podemos suponer que un planeta está eclipsándola cada vez que completa una vuelta a su alrededor.

En este caso, el James Webb ha conseguido la imagen con un coronógrafo. Esto es: un disco que tapa la estrella para que su brillo no nos deslumbre y podamos captar detalles más tenues de su alrededor. En concreto, lo aplicó a sistemas solares orientados de tal forma que podemos verlos como un plato desde arriba y, en especial, aquellos suficientemente jóvenes para que sus planetas, recién formados e incandescentes, todavía emitieran algo de luz propia en el infrarrojo (como nosotros cuando desprendemos calor frente a unas gafas de visión nocturna). Pues bien, de todos los sistemas observados, dos llamaron especialmente la atención de los expertos.

TWA 7

Uno de ellos fue TWA 7, una estrella joven con un disco de escombros rocosos organizado en tres anillos bien definidos. En medio del más estrecho de todos, los investigadores detectaron una fuente de luz infrarroja que no encajaba con el polvo típico de ese entorno. Así que, tras múltiples simulaciones, concluyeron que esa fuente de luz era un joven planeta. Y lo que es más importante: uno de los supergigantes a los que estamos acostumbrados en la imagen directa, sino algo mucho más modesto: un planeta del tamaño de Saturno. Que, comparado con nuestra Tierra, sigue siendo descomunal, pero tiene solo el 30% de la masa de Júpiter.

Así que, aunque probablemente siga siendo un gigante gaseoso, estamos muchísimo más cerca de detectar un pequeño planeta telúrico, como el nuestro. Por primera vez, no suena descabellado pensar que una futura imagen directa de un exoplaneta terrestre pueda aparecer en un artículo científico, en vez de en una ilustración artística. La idea de que pronto podamos "ver" directamente planetas más parecidos al nuestro no solo deja de ser ciencia ficción, sino que se convierte en una meta técnica al alcance. Es el primer paso hacia una astronomía que, por fin, no se limita a contar exoplanetas, sino que empieza a mirarlos cara a cara, incluso cuando son tímidos, fríos y pequeños. Lo que ayer parecía imposible de ver, hoy se presenta apenas como una cuestión de tiempo.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Esta búsqueda de exoplanetas no persigue encontrar un planeta B al que mudarnos si dejamos inhabitable la Tierra. TWA-7, por ejemplo, está a 34 años luz de aquí. Esto es: viajando a la velocidad de la luz tardaríamos 34 años en llegar y, hasta ahora, viajan a un 0,003% de la velocidad de la luz. Esto significa que, en el mejor de los casos y yendo en línea recta, tardaríamos 300 años en llegar.

REFERENCIAS (MLA):

  • Lagrange, Anne-Marie, et al. Evidence for a Sub-Jovian Planet in the Young TWA7 Disk. Nature, vol. 625, no. 7992, 25 June 2025, https://doi.org/10.1038/s41586-025-09150-4.