Prehistoria

Indígenas de Namibia identifican más de 460 animales y humanos a partir de unos grabados prehistóricos

Bajorrelieves de, al menos, 40.000 años, revelan la fauna que poblaba Namibia y abren una ventana a nuestro propio pasado

Detalle de las representaciones de huellas humanas y huellas de animales de la Edad de Piedra en las montañas Doro Nawas, Namibia
Detalle de las representaciones de huellas humanas y huellas de animales de la Edad de Piedra en las montañas Doro Nawas, NamibiaAndreas PastoorsEurekalert

Estamos acostumbrados a ver pinturas rupestres en cuevas europeas. Conocemos Altamira, conocemos Lascaux, y otras tantas perfectamente protegidas de los inconscientes turistas que toquetean lo que no deberían toquetear. Por desgracia, no todos los países pueden permitirse proteger tanto su patrimonio cultural. De hecho, incluso aquí, en España, podemos encontrar piezas valiosas carentes de toda vigilancia, como el castro de Baroña, datado del siglo I a.C. Tal vez por eso nos choca tanto el arte prehistórico de otros continentes. En la inmensidad de las secas sabanas africanas, perdidos en la hendidura de alguna solitaria montaña, hay marcas de otro tiempo. Petroglifos y pinturas de estética casi alienígena que nadie vigila y pocos fotografían.

Los lugareños conocen bien estos “museos” naturales, pero nadie aparta la mano de los turistas que barnizan con la grasa de sus manos los pigmentos y relieves que tanto tiempo han sobrevivido. Y es que, aunque los fotografiemos… ¿acaso sobrevivirá la era digital más de lo que han aguantado las mellas en una roca? Es una carrera contra el tiempo que tenemos perdida, pero que seguimos corriendo, intentando exprimir al máximo la información que estas expresiones rupestres pueden revelarnos. Y, para ello, no solo necesitamos científicos, sino indígenas, acostumbrados a vivir en un mundo algo más cercano al que acogió a aquellos escultores prehistóricos. Así es como un grupo de investigadores ha logrado reconocer más de 460 animales de las huellas esculpidas en las montañas de Doro Nawas, en el interior de Namibia.

Representaciones de animales y humanos de la Edad de Piedra en las montañas Doro Nawas, Namibia.
Representaciones de animales y humanos de la Edad de Piedra en las montañas Doro Nawas, Namibia. Andreas PastoorsEurekalert

Esto no es una huella

A primera vista, los grabados de Doro Nawas pueden confundirnos. Parecen ser huellas de animales y humanos, hundidas en la roca. Sin embargo, no tiene sentido que todos esos individuos caminaran por allí en la misma dirección, sin pisarse entre sí y hundiéndose en un sustrato tan duro como el que debió de ser esa roca. Porque cuando hablamos de icnitas (huellas fósiles) solemos referirnos a impresiones que deja un animal en el lodo y que, posteriormente, se endurecen al fosilizarse. No estamos ante ese tipo de roca. Y es que, para un ojo más experto, es evidente que tras estas huellas hay una mano humana, la de un artesano que supo imitar a la naturaleza hace, al menos, 40.000 años, al final de la edad de piedra.

Nuestro “artista” prehistórico grabó huellas que no son huellas, sino sus representaciones, igual que, decenas de miles de años después, René Magritte haría con su famosa pipa que “ce n'est pas une pipe”. Lo importante, sin embargo, es que, aunque fueran meras representaciones, parecen haber sido lo suficientemente realistas como para ser identificadas por los indígenas de esta zona de Namibia. De las 513 huellas que los científicos han podido encontrar, los nativos más experimentados en rastrear animales han podido identificar alrededor de un 90% de ellas, esto es más de 460. Y, no contentos con reconocer las especies, han podido determinar, incluso, el sexo y la edad de muchos de estos individuos.

Son machos y maduros

Según los datos recogidos, la mayoría de las huellas pertenecen a machos adultos de diferentes animales. Esto podría deberse a un sesgo en el (o los) escultores, o bien un sesgo en los nativos, más tendentes a reconocer como viriles unas huellas ambiguas. En cualquier caso, entre las especies reconocidas hay algunas que han resultado mucho más frecuentes que otras. Más de 100 pertenecían a seres humanos, unas 80 a jirafas y casi 40 a un gran antílope conocido como “kudu”. Entre las especies más raras se encuentran el cerdo hormiguero, el lobo de tierra, la cigüeña negra o el guepardo. Son la muestra de un tiempo previo a la globalización y la caza furtiva. Anterior a que China y otras grandes potencias comenzaran a detonar montañas africanas para convertirlas en canteras, ahuyentando a los grandes mamíferos que poblaban estas tierras.

Por supuesto, no podemos estar del todo seguros de que los nativos estén en lo cierto. Como humanos que son, pueden cometer errores y, aunque sean expertos, algunos de estos animales ya no viven en la zona, por lo que su experiencia es limitada y la tradición oral débil. Habrá que esperar a tener más información y técnicas más precisas para identificar los animales que inspiraron a aquel escultor prehistórico. Tal vez así descubramos qué propósito tenían estos grabados que tal vez fueron rituales o tal vez puro disfrute personal.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Aparte de las huellas, este estudio también ha estado analizando las siluetas de animales con las que estaban decoradas algunas paredes rupestres. No obstante, los principales resultados de este estudio son los que derivan de las pisadas.

REFERENCIAS (MLA):

  • Lenssen-Erz T, Pastoors A, Uthmeier T, Ciqae T, Kxunta /, Thao T (2023) Animal tracks and human footprints in prehistoric hunter-gatherer rock art of the Doro! nawas mountains (Namibia), analysed by present-day indigenous tracking experts. PLoS ONE 18(9): e0289560. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0289560