Viaje a la luna

La NASA se moja: por qué es más difícil que nunca viajar a la luna

Si bien tendría que ser más viable viajar a la luna con cierta regularidad, la relación de este hecho con el cambio político y social manifiesta una mayor complejidad en su proceso

UNa de las imágenes tomadas durante el primer viaje del hombre a la Luna
Una de las imágenes tomadas durante el primer viaje del hombre a la Lunalarazon

Diciembre de 1972 es la fecha de la que data la actividad del Apolo 17, la última expedición de astronautas a la Luna. A raíz de este acontecimiento, lo lógico sería pensar que la investigación lunar proliferara a pasos agigantados, sobre todo, en la consecución de más y más travesías a este territorio desconocido para explorar sus entresijo de primera mano. No obstante, si bien la indagación de sus misterios se ha mantenido a distancia, este supuesto progreso nunca ha terminado de despegar.

De hecho se llegó a plantear un posible proyecto de construcción de una base lunar en el año 1980. Sin embargo, con motivo del fragrante éxito del programa Apolo, la administración de Richard Nixon recortó la financiación de la agencia espacial y desechó los planes propuestos para colonizar la Luna. Sin embargo, en 2024 nos encontramos cada vez más cerca de que ese esperado regreso del humano al territorio lunar. De hecho, aunque está sujeta a cambio puesto que en esta serie de casos la incertidumbre se encuentra muy presente, hay una fecha estimada para la ejecución de este acto.

La lista de planes de expedición fallidos es casi más grande que los propios viajes efectuados. Este asunto conformó uno de los principales puntos de interés en la Guerra Fría, por lo que, no es de extrañar que la congregación de esta serie de proyectos se reduzca a unas décadas concretas. A la carrera nuclear se le sumó la espacial, Estados Unidos y la Unión Soviética enfrentados por sumarse el primer tanto. Los rusos consiguieron, el 12 de abril de 1961, el galardón del primer hombre en salir a la inmensidad del espacio y los norteamericanos se alzaron con la contienda lunar con el Apolo 11, en julio de 1969.

Artemis II: el retorno a la Luna

La misión Artemis II encuentra su fecha de salida en 2025. El recorrido de esta expedición tendrá como objeto rondar las proximidades de la Luna durante un periodo de diez días, es por eso que ha sido comparada infinidad de veces con el Apolo 8, de 1968, que nunca llegó a efectuar su aterrizaje en tierra firme. Por el contrario, a pesar de lo que pueda parecer por las innovaciones tecnológicas, este nuevo programa ha pasado por muchas problemáticas que han puesto en riesgo su ejecución. Desde retrasos contiguos hasta elevaciones inevitables de presupuesto.

Esta serie de inconvenientes son motivados por las costosas pruebas a las que se tienen que someter los nuevos sistemas de investigación, como la nave espacial Orion que mostró una erosión inesperada al entrar en contacto con la capa atmosférica en la primera entrega de esta misión, el Artemis I. Por lo que, el perfeccionismo para el éxito de esta nueva travesía pasa por el correcto desarrollo de los equipos logísticos.

¿Cuál es la complejidad de viajar a la luna en 2025?

Existe un cambio de paradigma vigente con respecto a hace 50 años tanto a nivel político como social. Asimismo la cuestión económica supone un impedimento en el crecimiento de los proyectos espaciales. La NASA esclareció en su cantidad presupuestada una insuficiencia crónica con respecto a la situación existente durante la pugna por ganar la carrera espacial. En dicho momento, la administración recibía un 4% del presupuesto federal, hoy en día tan solo supone un 0,4%. Esto sumado a los altos costos de las últimas tecnologías choca frontalmente con la finalidad última del proyecto.

Asimismo, la globalización, y la necesaria colaboración entre países, supone un riesgo en la falta de coordinación, lo cual, alarga radicalmente el recorrido de estos proyectos prologándolos en el tiempo. Del mismo modo, las cuestiones más comunitarias atraen el factor social al debate, los intereses de ahora no tienen nada que ver con los de antaño. Los programas que se llevan a cabo centra su importancia en la seguridad de los mismos, y su viabilidad, y las disposiciones éticas a partes iguales.