Cine
“La suite nupcial”: entre la infidelidad y la monotonía
Igual que Fidel, en cierto punto, todas las parejas cuestionan su relación y las formas de afrontarlo pueden ser tan diversas como desesperadas.
Director: Carlos Iglesias. Guión: Carlos Iglesias. Intérpretes: Carlos Iglesias, Ana Arias, Ana Fernández, Eloísa Vargas, Santiago Segura, José Mota, Roberto Álamo, Esther Regina. España, 2020. Duración: 92 minutos. Comedia.
El director Carlos Iglesias regresa a la gran pantalla con su quinta producción, una película escrita, dirigida e interpretada por sí mismo. Muestra el momento de inflexión de un hombre maduro, Fidel, que vive feliz y tradicionalmente casado hasta que decide tener una aventura con su secretaría. Todo empieza a torcerse cuando Fidel decide alojarse con la secretaria en el mismo hotel en el que su esposa ha ido a pasar un fin de semana subido de tono.
El rodaje se realizó en la mágica ciudad de Toledo. Cuenta con grandes figuras de la comedia como José Mota y Santiago Segura que garantizan las risas en todo momento.
Sus intérpretes han desvelado un poco más de lo que fue el rodaje y como puede llamar esta historia a la reflexión entre las risas, Eloisa Vargas, Ana Fernández y Ana Arias son los papeles con mayor peso en el largometraje, que sigue la línea habitual de fuertes figuras femeninas por la que se mueven las producciones de Iglesias.
Las actrices hoy en día tienen más que decir que nunca, Ana Arias lo tiene muy claro:
"Yo creo que este tema está teniendo tanta repercusión porque sigue siendo algo anecdótico, porque todavía no se dice ni el 90% de lo que sucede, falta mucho trabajo para que eso salga. Esas cosas siguen pasando, se siguen callando, por eso cuando lo dice es como “¡oh!”, no está nada normalizado el hecho de poder hablar y que no tenga consecuencias, que no tenga consecuencias laborales, porque la mayoría permanece en silencio, porque no sea que: “te quedes sin trabajo, no sea que no te llamen luego para no sé que, no sea que luego hablen mal de ti y ya no cuenten contigo para no sé qué proyecto.”
Estas cosas pasan todos los días y en ese sentido no estamos del todo protegidas ni liberadas de esa carga, de las consecuencias que son brutales; es quedarte sin trabajar, con lo que supone eso para una familia, entonces, hay mucho camino por andar; que se está empezando, maravilloso, pero, hay que seguir dándole duro."
Y Ana Fernández también se suma al mensaje desde su perspectiva artística sobre la industria:
"Creo que el reflejo en la pantalla está ocurriendo, creo que con el paso del tiempo también se va a ver más, porque es algo que ocurre, en nuestro sector, estamos en una cultura machista y eso hay que cambiarlo.
Me parece maravilloso que detrás de la pantalla la cortina del miedo ya se está abriendo, ya no hay miedo a denunciar, no hay tanto miedo a denunciar, se está abriendo, porque el miedo, yo creo que es lo peor, lo que más se instala en la violencia machista, y, no hay que tener miedo, pero hay que trabajar para no tenerlo y hay que tener apoyo para no tenerlo, hay que tener apoyo de las leyes para no tenerlo. Somos jóvenes pero las mujeres no se pueden sentir solas y creo que están todavía muy desprotegidas de este lado de lo que la sociedad puede hacer contra esto, es un cáncer social, tenemos que cambiarlo y se cambia desde la educación."
Eloísa Vargas, la trabajadora del hotel en la película y esposa del director en la realidad, además de actuar, participó activamente en la redacción del guión y pudo ayudar a moldear la personalidad de su personaje:
“En la primera película me costó trabajo que contara conmigo, pero después de eso, siempre ha escrito los personajes para mi, en el momento que empieza, sabía que ese personaje era mío, yo también tenía claro que el personaje era mío, entonces, nos pusimos a discutir sobre el personaje; debatimos y al final gana el, porque claro es quien lo escribe y es el director, pero ahí tenemos algún encuentro.” (risas)
Carlos Iglesias cuenta cómo fue ver este proyecto materializado:
"Es un parto, cualquier película es un parto, pero bueno, la tónica de mis películas es así porque desde un franco catorce pesetas, esta es la cuarta película, en todas he sido guionista, director y al menos uno de los protagonistas.
Empezó siendo así y la verdad es que mucha gente lo ve muy complicado, sin embargo tiene una gran ventaja y es que te llevas muy bien, el director y el protagonista tienen muy buena relación, lo cual es una ventaja, que no te puedes imaginar, porque no siempre ocurre."
¿En algún momento tuviste que parar la grabación porque distaba mucho de lo que te habías imaginado?
“Digamos que en la realidad, tienes que olvidar un poquito el guión cuando ya estás metido en la vorágine del rodaje, no la que tu creías que iba a ser si no la que fue posible, lo que has podido conseguir. Los actores, pues ya son de carne y hueso, posiblemente no tenías a un actor determinado para hacer un determinado personaje y a ellos les tienes que dejar crecer también como personajes porque cada uno de los actores solo tiene la responsabilidad de su personaje, sin embargo, el director tiene la responsabilidad del cien por ciento de la película y si somos igual de listos, o, igual de tontos, tienes que dejar al actor que aporte algo suyo a ese personaje que tu has imaginado.”
¿Respecto a anécdotas del rodaje?
Carlos Iglesias:
“Ana Arias y yo estábamos ensayando la discusión, una de las discusiones que tenemos en la película y estábamos perdidos en un pasillo, para arriba, para abajo, creyendo que no había nadie, y, había mucho turismo oriental. Entonces, un matrimonio oriental, ella hablaba un poquito de español, yo creo que eran chinos, se acercó a nosotros y nos dice: “con tiempo se arregla matrimonio y todo se resuelve, nosotros también problema pero ahora bien” y tal; me gustó mucho, digo: “bueno, nos ha creído realmente una pareja".”
Eloísa Vargas:
“Rodamos en un hotel real, claro, y, yo iba vestida de personaje, que es la gobernante y entonces es curioso, porque vas por los pasillos y había clientes reales, a lo mejor te vienen a preguntar algo y tu les dices: “¡pero yo que sé!”, te pueden mirar con cara como diciendo “perdone, lleva usted una chapa que pone “gobernanta del hotel” y no tiene ni idea de lo que ocurre en el hotel” entonces ocurren esas cosas simpáticas de la confusión de la realidad y el juego.”
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