¡Ya veremos qué pasa!

Tenemos Gobierno de España y comienzan los sueños valencianos. El primero, la solución al problema de la infrafinanciación. A juzgar por lo pregonado por el diputado de Compromís, Joan Balldoví, se solventará en ocho meses. Por cierto, un diputado al que, a pesar de haber dado un voto necesario, Pedro Sánchez ni se dignó a responder en sus intervenciones.

Ojalá la esperanza de Balldoví no se torne en ingenuidad, porque pienso que el problema aún perdudará. Quiera Dios que me equivoque, pero es un tema que no se dilucidará en una conversación del Gobierno con el Consell, sino en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde están presentes quince autonomías, cada una con sus reivindicaciones y sin ningún espíritu de comprensión y solidaridad.

Ayer publicamos en LA RAZÓN la exigencia de ERC sobre la financiación de Cataluña y su disposición a llevar el tema a la mesa bilateral que se va a formar en 15 días. ¿Qué resolverán en ella los separatistas? Su problema exclusivamente. Lo recordó su diputada Monserrat Bassa «me importa un comino la gobernabilidad de España».

Lo repito. Ojalá me equivoque, pero mucho me temo que Cataluña sacará lo suyo en la financiación y en todo, y que los demás tendremos que esperar. Menos mal que en el informe presentado por el vicepresidente de la Generalitat de Cataluña y coordinador de ERC, Pere Aragonès, reconoce que la Comunitat está penalizada por el reparto de fondos estatales. ¿Provocará eso una defensa de nuestros intereses por parte del representante republicano, a cuyo partido le importa un comino la gobernabilidad de España? Lo dudo. Así es la vida.