Comunitat Valenciana
Objetivo: el control total
Analizadas la celeridad con que Sánchez abrazó a Podemos y las actuaciones inmediatas de su Gobierno, tengo la convicción de que cualquier otra propuesta no cabía en su proyecto político. Ni Rivera, ni Casado, ni Arrimadas entraban en él. Con el abrazo a Iglesias, abrazaba el comunismo que postula, como indican sus decisiones nada más tomar el poder.
Pactado el legislativo, dominado el Ejecutivo, el control del judicial es el objetivo a alcanzar, para matar definitivamente al Estado de derecho de Montesquieu. En ese dominio absoluto, la educación emerge prioritaria. De ahí que la afirmación de la ministra Celaá es una declaración de intenciones, que encaja perfectamente en la ideología marxista, cuyo fundador plantea que para cambiar el mundo y mejorarlo, se requiere educar a los individuos del futuro. Evidentemente, los individuos del futuro a los que se refiere el padre del socialismo real, comunismo para muchos, son los niños. En «El comunismo y la educación» de N. Bujarin y E. Preobrazhenski, podemos leer «en la sociedad burguesa, el niño es considerado como propiedad de sus padres.
Desde el punto de vista socialista, tal derecho no existe. El ser humano individual no pertenece a él mismo, sino a la sociedad, a la raza humana. El niño pertenece a la sociedad en que vive, y a la cual debe su existencia, y esta sociedad es algo más amplia que la sociedad. Le corresponde a la sociedad el derecho primario y básico de educar a los niños.
La pretensión de los padres de criar a sus propios hijos y de imprimir en la psicología de éstos sus propias limitaciones, no sólo ha de ser rechazada, sino que ha de ser completamente ridiculizada». Esa sociedad a la que se refiere el comunismo, trasladada a nuestro momento actual, todo indica que es la ideada por el Gobierno de Sánchez-Iglesias. Así es la vida.
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