Política

GABRIELA BRAVO, SEDA Y ESTOPA

La consellera de Justicia, Gabriela Bravo, se reveló ayer como una política a tener en cuenta, de primer nivel

Iñaki Zaragüeta
Iñaki ZaragüetalarazonLa Razón

La consellera de Justicia, Gabriela Bravo, se reveló ayer como una política a tener en cuenta, de primer nivel. No sé si porque la conferencia había sido anunciada sin título -tenía libre su contenido- o porque decidió exhibir sus dotes para eso de la Cosa pública, hasta hora desconocidas, al menos para muchos. Lo cierto es que aprovechó el Fórum Europa no solo para repasar logros y proyectos de su Departamento, sino que traspasó los límites de sus competencias para entrar de lleno en la batalla política. Por un lado, empleó la seda a través de la defensa del diálogo y la transparencia, defendió la gestión y actuación del Consell y del Gobierno central, con alabanza a los pactos del Botànic I y II incluida, y sorprendió agarrando la estopa para denunciar el comportamiento de la oposición, a la que acusó fina, pausada y firmemente, de falta de voluntad para el acuerdo.

Para derramar objetividad, acudió a citas heterogéneas como Ortega y Gasset, Machado, Miguel Herrero de Miñón, en un claro intento por eludir cualquier imagen partidista. Posiblemente lo consiguiera, porque el auditorio le era propicio en su gran mayoría.

«Memorable» fue la defensa obligada de la vilipendiada fiscal general, Dolores Delgado, de la que ensalzó sus virtudes y paso de largo respecto a las dudas razonables que su carrera revela para un Estado de Derecho. Digo que obligada porque fue a instancia de una pregunta de un asistente.

Al menos, tuvo la fortuna de no verse en la tesitura de defender al ministro José Luis Ábalos sobre el oscuro affaire de la vicepresidenta de Venezuela, cuyo encuentro tanto misterio y contradicciones encierra. Así es la vida.