Aún pediremos perdón a ETA

«A este paso, aún tendremos que pedir perdón a los etarras y a los separatistas». Es la frase que espetó mi amigo Rogelio al comprobar cómo, en su opinión, Pedro Sánchez está degradando a España ante ERC, PNV, Bildu, JxCat y demás grupos que persiguen el objetivo de descomponer nuestra nación y dinamitar la Constitución del 78. sumisión a las amenazas de ERC, la cesión a las exigencias de PNV y Bildu y la genuflexión ante las aspiraciones de JxCat constituyen un trípode que justifican la sentencia de mi amigo.

Todos hemos comprobado cómo Sánchez, en tan solo unos pocos días, ha cambiado su postura de retrasar la «Mesa de tú a tú entre los Gobiernos de España y Cataluña» ante la amenaza del partido de Oriol Junqueras; cómo ha accedido al traslado de presos de ETA y dispuesto, al parecer, a negociar la transferencia de las competencias penitenciarias y, para mayor escarnio, se ha aliado con los proetarras en Navarra. Y finalmente, cómo ha tragado a entrevistarse con Torra en la Generalitat catalana como si se tratara del Elíseo, la Casa Blanca o el Palacio de Buckingham. Todo acompañado de sacas con miles de millones de euros para todos ellos y la discriminación hacia el resto de Comunidades, a las que se niega incluso a saldar sus deudas, como es el caso del IVA.

No se oculta a la hora de destilar odio hacia los partidos constitucionalistas y hacia la sociedad que los apoya. Se va a quedar pequeño el pacto del Tinell y el cordón sanitario que quiso imponer Zapatero. La esperanza es que tenga el final de ZP que desembocó en la dinámica de los peores resultados del PSOE por más que le haya servido para alcanzar la Moncloa. Eso sí, como al ex presidente, siempre le quedará Venezuela. La de Maduro.

Así es la vida.