Política
La perversión nos llega a todos
Estoy sorprendido de cómo la sociedad en general estamos asumiendo, cada día con más normalidad, la actitud ilegal de nuestros políticos, de muchos de nuestros políticos
Estoy sorprendido de cómo la sociedad en general estamos asumiendo, cada día con más normalidad, la actitud ilegal de nuestros políticos, de muchos de nuestros políticos. Si obsceno y perverso es que Pedro Sánchez reciba con honores a un condenado presidente de la Generalitat catalana y a todo su séquito, igual de perverso y obsceno es que, gracias al derecho constitucional a la información, los españoles estamos percibiendo ese dinamitar la Constitución y las leyes.
Sánchez, dispuesto a cualquier actuación por seguir empadronado en La Moncloa, nos avergüenza a millones de españoles con sus reuniones con quienes antes, en y después de esos cónclaves, se dedican a denigrar a España, a nuestra democracia y a todos nosotros. Y lo hace con total impunidad, con la convicción de que todo ello le sirve para ir avanzando en la consecución de sus objetivos, sin ser receptor de castigo.
¿Cómo se explica que a quien la Justicia le ha desposeído de su escaño de diputado, siga siendo presidente de su Comunidad cuando el Estatuto exige tener ese acta para acceder a la poltrona autonómica?
Como acertadamente exponía ayer el editorial de LA RAZÓN «...para cualquier democracia moderna y liberal es difícil de entender que Sánchez se reúna con Torra, representan del nacionalismo más retrógrado, el que desde Francia insulta a la democracia española».
No hay democracia desarrollada en nuestro entorno que consintiera esta humillación del Estado de Derecho. En semejante escenario, podríamos aplicarle la esencia de aquellas palabras de Martin Luther King «nuestra generación no se habrá lamentado tanto de las actuaciones (la cita dice crímenes) de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos».
Así es la vida.
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