En el PSOE no son todos iguales

El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ha demostrado más sensibilidad y más coraje que sus correligionarios del Gobierno, Pedro Sánchez incluido. Aparte de reconocer en la entrevista con LA RAZÓN hace unos días que «nosotros en algo hemos fallado», fue también el primero en «pedir perdón» a los sanitarios por no haber llegado a tiempo a proporcionar material de protección.

«Lo haré las veces que haga falta» insistió, y además admitió que los Gobiernos deben hacer una cura de humildad. «Esta situación nos ha sobrepasado y debemos analizar por qué no anticipamos el alcance de este desastre».

No contento con ello se ha apresurado a contar con su propia Comisión de 13 expertos en áreas cruciales que ya está aportando ideas para la «vía valenciana» a la transición de la crisis a la normalidad. Formada por reconocidos profesionales de la epidemiología, microbiología, el big data, la psiquiatría, la química o la geografía, «ya están diseñando la salida que hemos de tomar para nuestra seguridad sanitaria», según sus propias palabras.

Desde esta perspectiva de realismo y humildad, no ha tenido inconveniente en pedir ayuda a los partidos de la oposición, sin poner ningún cordón sanitario a ninguno -PP, Cs y Vox, cuyos representantes se adhirieron a la invitación.

Cierto es que la gestión de Puig ha sufrido en sus carnes esa grave y generalizada carencia de material para combatir la pandemia, al igual que no se apresuró a poner impedimentos para al celebración de las manifestaciones del 8-M ni suspender las fallas cuando ya había un muerto valenciano por el COVI-19. Se nota que Puig pertenece a la generación de la Transición, a la socialdemocracia, no como su podemizado jefe de filas. Así es la vida.