Economía
Cuentas pendientes con Puig
Nadie, o casi nadie, duda de que el Gobierno de Pedro Sánchez se ha regido en buena parte por su interés político y no por la objetividad a la hora de conceder el pase de la Fase 0 a la Fase 1.
Las protestas de los presidentes de las Comunidades Valenciana, Madrid y Andalucía están más que fundadas si se juzgan los parámetros que supuestamente regían para la decisión. Al menos, los datos de la primera presentan índices mucho más bajos no solo que los del País Vasco sino de otras autonomías favorecidas.
La manga ancha con Íñigo Urkullu es evidente. Suena a recompensa por el apoyo parlamentario para la aprobación del confinamiento, sin olvidar el de la investidura para presidente. A los demás se les aplica la justicia. Debe ser aquella que Josep Pla refería en su Cuaderno gris «la justicia vista de cerca, como casi todas las cosas vistas de cerca, es una m...».
Ximo Puig además tiene en su debe las cuentas pendientes que le guardan tanto Pedro Sánchez como su lugarteniente José Luis Ábalos. El primero, por el apoyo otorgado a Susana Díaz en las primarias. El segundo, por la continuada frustración en su aspiración de controlar el socialismo valenciano. Una derrota escuece, y mucho más unas cuantas. Si la venganza es un plato que se sirve frío, ahí se ve parte de la explicación.
La política ha tenido mucho que ver. Para disipar dudas, el ínclito Simón y Garfunkel lo aclaró «la decisión la toma el Gobierno» tras la documentación facilitada por los experto, como él, que desde febrero siempre se erigió en la voz de su amo. Ya se sabe, cuando uno se ve estólido, se es capaz de cualquier cosa. Así es la vida.
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