Valencia
Valencia defiende su civismo: “Esto no es la Barceloneta”
Las playas de la capital valenciana registran normalidad pese a las nuevas medidas de alivio
Un sol que aún no quema, una brisa que no alborota y 29 grados a orillas del mar invitaban a sentarse en una terraza, a dar un paseo o a meter clandestinamente los pies en el agua. Las playas de la ciudad de Valencia registran estos días la misma extraña normalidad que en las pasadas semanas. Pese a que los vecinos del Cap i Casal pasaron a la Fase 1 este lunes y se reabrieron las terrazas tras dos meses de inactividad forzada, el paseo marítimo de la capital no ha dejado imágenes que sí se han visto en otras capitales costeras.
«La gente se está portando muy bien. Lo que más predomina es el civismo. Siempre hay alguno que se salta las normas, pero es algo excepcional. Esto no es la Barceloneta», aclaraba Ginés Navarro, el propietario de «La Murciana», uno de los emblemáticos restaurantes de la playa de La Malvarrosa. Ginés levantó la persiana el lunes y no da crédito a lo que está pasando, esta vez algo bueno. “En estos tres días hemos hecho caja como si fuera plena temporada de verano”, celebra. Y eso que el aforo es limitado y los metros en exterior dan para lo que dan. “Ahora lo que la gente quiere es salir, y se nota". Con todo, cree que lo que viven los hosteleros del paseo marítimo estos días se debe al efecto “ansia de terraza" y que este se relajará en cuanto abran los centros comerciales. “Son nuestros principales competidores”. Mientras habla se prepara para cerrar. Son las cinco de la tarde y hasta junio no servirá cenas. “Algunos alargan la sobremesa con algún que otro gintonic... les tengo que echar”, bromea mientras cruza los dedos para mantener el mismo ritmo de actividad.
Desde “La Murciana” se tiene una vista magnífica de la playa, ahora casi vacía. De las porterías de fútbol y las canasta de baloncesto cuelgan las cintas que en su día puso el Ayuntamiento para recordar que los deportes en la arena estaban prohibidos. Ahora solo se juega al pillapilla y a hacer castillos efímeros con las manos. El baño está prohibido, como tomar el sol, pero los hay que interpretan la norma según les conviene y, aprovechando que los niños construyen su juego de tronos, se tumban sobre la toalla y se dan crema para coger algo de moreno pandemia. Pero como son pocos, se les ve más, así que alguna multa ha caído ya por ello. La Policía Local interpuso esta mañana solo siete denuncias, una de ellas por bañarse, y otras cinco, a madres con niños por estar fuera del horario permitido. El resto, sin novedades en el frente marítimo.
Hoy se ha visto a gente paseando guardando las distancias, a niños en bicicleta o saltando las olas, pero sobre todo, mucho desconocimiento sobre qué es lo que se puede hacer o no en la arena. Nada se sabe aún del borrador que supuestamente está elaborando el Ayuntamiento de Valencia sobre el uso y disfrute de la zona de playa. A la espera, los valencianos siguen paseando mirando al mar, que les echa de menos tanto como ellos a él.
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