Política
La disyuntiva de Casado
El presidente del PP, Pablo Casado, en su carrera hacia la Presidencia del Gobierno, afronta una disyuntiva complicada. ¿Podrá gobernar como lo hicieron sus predecesores populares, José María Aznar y Mariano Rajoy, o tendrá que buscarse la vida como Pedro Sánchez? La primera opción se antoja complicada. Será complejo que lo pueda hacer en solitario con mayoría absoluta o con alianzas sencillas gracias a lo conocido como «mayoría suficiente».
Al líder del PP le ha sucedido con Rajoy lo mismo que a Alfredo Pérez Rubalcaba y Sánchez con Zapatero. La bolsa en o por encima de los diez millones de votos que el PP mantuvo entre 1996 y 2015, fue reventada con la última candidatura de Rajoy dejando por el camino un reguero de 3,5 millones de votos para quien se aprestara a cogerlos. Lo mismito sucedió con Zapatero. De los 11 millones de votantes obtenidos en 2008, Rubalcaba recogió tan solo más de 7 millones. Ni Casado ni Sánchez han podido o no han sabido remontar y encaminar a sus respectivos partidos hacia las cotas vividas no hace tantos años.
Con semejante escenario, constatamos que Sánchez ha sabido sobrevivir, a través de la mentira y su versatilidad ideológica. Sí, sí, disfruta de la Moncloa gracias a unos socios –comunistas, separatistas y proetarras– con los que juró y perjuró que jamás se aliaría. A la vez, Casado se debate en cómo alcanzar la gloria. En las actuales circunstancias, según mi amigo Rogelio, parece más factible la opción de engullir a Ciudadanos, actualmente en una deriva inesperada, que la de batallar por el espacio de Vox, que da la impresión de estar mejor asentado y más cómodo que Inés Arrimadas y los suyos. Una cosa es segura, Casado sabe que debe bogar con viento de proa provocado por el resto de partidos en plena cruzada para sacar de la política española al Partido Popular. Así es la vida.
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