Pandemia

Medicina Preventiva recomienda “no utilizar nunca” la doble mascarilla

Los expertos aseguran que esta práctica “no tiene ningún sentido”

En la imagen, una caja de mascarillas FFP2
En la imagen, una caja de mascarillas FFP2Marta Fernández JaraEuropa Press

El presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph), Rafael Ortí, asegura que la recomendación de esta entidad es que “no hay que utilizar nunca” la doble mascarilla para protegerse del coronavirus, una práctica que se ve por las calles y “no tiene ningún sentido”.

En declaraciones a la Agencia EFE, Ortí asegura que cada una de las mascarillas tiene su certificación para su uso determinado y, por ejemplo, cuando se utiliza la mascarilla quirúrgica, cuya función es limitar la emisión de aerosoles y de gotas generadas durante el habla, “poner otra encima es absurdo”.

Ortí ha respondido de esta forma al ser preguntado por el uso de doble mascarilla que ha elegido el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aconsejado por el virólogo Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU.

Según explica, la mascarilla FFP2 se usa fundamentalmente en el ámbito sanitario y en zonas donde hay riesgo de emisión de aerosoles, de transmisión aérea, pero hay que cambiarla con cierta frecuencia, cada vez que se entra en una habitación con pacientes covid.

”Eso supondría que habría que tirarlas continuamente”, indica para añadir que si no saliera de su área sería técnicamente suficiente ir con la misma, pero hay profesionales que se ponen encima una quirúrgica para no tener que tirarla cada vez que atienden a un paciente, lo que aporta “una reducción de gasto”.

”En general, la recomendación de Medicina Preventiva es que no hay que utilizar nunca doble mascarilla” y cuando ocurre debe tenerse en cuenta el riesgo de tocarlas en exceso, de no hacer un buen uso, porque el contacto con las manos también facilita la transmisión.

Según Ortí, también jefe del servicio de medicina preventiva y calidad asistencial del Hospital Clínico de València, “muchas veces, detrás de la mascarilla, la gente se olvida de la higiene de manos y otros aspectos que pueden ser peores”.

A su juicio, en la calle “no tiene ningún sentido” ir con una doble mascarilla, y en caso de que se trabaje en un lugar con mala ventilación “lo que debe corregirse es esa mala ventilación”.

En el caso de la mascarilla de tela, explica que “sí que sirve, es una barrera de transmisión pero te va a filtrar muy poco, como si llevaras un pañuelo. No te da las mismas garantías porque no tiene la misma capacidad de filtración que otra mascarilla homologada”.

Según un informe técnico de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, que incluye una serie de cuestiones relativas al uso de mascarillas en el ámbito sanitario y comunitario, la utilización de mascarillas quirúrgicas, FFP2 y FFP3 es eficaz para la prevención de la transmisión en el entorno sanitario.

El informe indica que, según estudios previos, el uso de mascarilla quirúrgica previene la transmisión de la infección entre el personal, pacientes y acompañantes.

En relación a si el uso constante de mascarillas de tela protege de la infección por SARS-CoV-2, el informe señala que “aparentemente, sí”, e indica que las que la usan tienen un riesgo menor de contraer el virus y parece ser útil para los que portan la infección (ya sean sintomáticos o asintomáticos).

En el caso del ámbito sanitario, para protegerse de la infección la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el uso de mascarilla quirúrgica por parte de los casos sintomáticos y por parte de los trabajadores ante casos sospechosos o confirmados, y desaconseja de forma clara el uso de mascarillas de tela por parte de trabajadores.

Además, indica que el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) establece que se priorice el uso de mascarillas médicas (quirúrgicas, FFP2 y FFP3) por parte de los profesionales sanitarios.

En cuanto a la población general, se puede considerar el uso de mascarillas no médicas en espacios públicos como medida de control y con el fin de poder reducir la transmisión de la infección.