
Sucesos
Embargan y subastan la casa del pirómano de El Saler (Valencia)
La vivienda del condenado por un único incendio en el parque natural saldrá a subasta por 290.000 euros para cubrir una deuda de más de cincuenta mil

Puede ser el fin de una pesadilla para los vecinos de la zona de apartamentos de El Saler...o no.
El apartamento que hasta ahora era propiedad de la persona que ha sido condenada por un incendio en el Dehesa de El Saler -aunque se llegó a detener como sospechoso de los otros diez, algo que no se pudo probar-, va a ser subastado en virtud de una ejecución hipotecaria que se sigue por una deuda de cerca de cuarenta mil euros de principal, y más de diez mil de intereses y costas.
Algunos vecinos de El Saler respiran aliviados, otros, no tanto, porque consideran que la mera venta del apartamento no da ninguna seguridad, y que tras su condena -aún no firme- de nueve meses de prisión, decaen las medidas cautelares y de alejamiento de la masa boscosa de El Saler, adonde podría volver en cualquier momento.
Juan Curiel, ahora condenado, fue sometido a medidas cautelares antes de la celebración del juicio de alejamiento de la zona boscosa del El Saler, e incluso llegó a ingresar en prisión preventiva durante unos meses, periodo durante el que no se produjeron incendios en la Dehesa.
Sin embargo, durante el juicio, la Guardia Civil no pudo aportar prueba alguna contra él y tan solo la declaración de dos testigos que lo vieron salir de un lugar muy próximo a donde se estaba originando un incendio, hizo que el tribunal le condenara a una pena mínima. Realmente, a Curiel se le ha condenado por el incendio de un único pino que, en parte, fue sofocado por los vecinos que acudieron pronto al haber un bar cercano. Ese único pino que recordaba las andanzas de este hombre, fue talado por el Ayuntamiento de Valencia en un clareo intensivo de vegetación, propiciado en parte, por la oleada de incendios.
Tampoco pudo demostrar nada la fiscal del caso, que reconoció que no conocía la zona y preguntaba constantemente a los testigos por el entorno donde ocurrieron los incendios, por la distancia hasta la casa del sospechoso y otros detalles que evidenciaron que no había pisado la Dehesa.
Ni el Ministerio Público ni el abogado que ejercía la acusación por parte del Ayuntamiento de Valencia recurrirán la sentencia porque saben que no tienen nada a lo que agarrarse. Sí que lo hará su abogado defensor pues considera que el incendio por el que se le ha condenado tiene tan demostrada su autoría como los otros.
Ciertamente, nadie le vio pegar fuego a los árboles, ni a ese ni a ningún otro. Solo la proximidad en una zona en la que nada más podía estar haciendo, decantó al tribunal a condenar a un sospechoso al que ya antes había condenado la opinión pública y los vecinos de la zona.
Ahora, la subasta de su apartamento alivia a los vecinos, sobre todo los de su urbanización, que en reiteradas ocasiones han denunciado su compartimiento incívico. Él mismo reconoció que las decenas de mecheros que requisó la Guardia Civil y que luego le devolvió sin poder demostrar nada, fueron arrojados por la ventana.
Los vecinos dicen que no solo eso, sino botellas, envases e incluso una bombona de parafina que la Guardia Civil tampoco pudo demostrar que no usara para otra cosa que no fuera la calefacción de su casa.
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