Cultura

El gran homenaje a la edad de oro de la pintura valenciana se hace exposición

Fundación Bancaja rinde tributo al arte de los siglos XIX y XX con cuadros, algunos nunca vistos, de Sorolla, Pinazo, Fillol y Agrasot

El gran homenaje a la edad de oro de la pintura valenciana se hace exposición
El gran homenaje a la edad de oro de la pintura valenciana se hace exposiciónLa Razón

Es la exposición definitiva sobre la pintura valenciana. Sobre la edad de oro del arte de la Comunitat Valenciana. E, inevitablemente, Sorolla se erige como el protagonista. Pero hay secundarios de lujo como Pinazo, como Fillol o como Cecilio Pla. Ya ven, es una muestra casi única. Además, con más de 25 piezas inéditas, nunca vistas, desempolvadas de colecciones privadas que ven la luz para honrar al costumbrismo valenciano, a las escenas más cotidianas, incluso imágenes con vertiente social. Y todas ellas, más de un centenar, se pueden disfrutar en la Fundación Bancaja de Valencia.

El centro cultural se rinde a la pintura valenciana de finales del siglo XIX y principios del XX con la muestra "Escenas y paisajes de la pintura valenciana. Siglos XIX-XX" una gran y "muy trabajada" exhibición que rinde tributo, precisamente, a ese arte costumbrista que forma parte de la mejor tradición valenciana.

Comisariada por el catedrático de Historia Francisco Javier Pérez Rojas, la exposición tiene un "gran carácter antológico", según el presidente de Fundación Bancaja, Rafael Alcón, que se erige en Valencia gracias a la colaboración de instituciones culturales y coleccionistas privados que han cedido sus joyas para ahondar en esa representación del costumbrismo valenciano.

Así que es imposible no dejarse llevar por las escenas de mujeres falleras, los paisajes de la huerta y el mar, las imágenes de los trabajadores del campo o de la pesca o los retratos con carácter más social. Incluso, de dejarse enamorar por piezas inéditas del mismísimo Sorolla, que presentan desde un apunte para la conocida "Cosiendo la vela" o el "Retrato de la señora Simarro vestida de valenciana".

Imagen de algunas de las obras de la exposición
Imagen de algunas de las obras de la exposiciónLa Razón

Pero no sólo de Sorolla vive esta muestra. Autores de esta edad de oro de la pintura valenciana como Vila Prades, José Benlliure, Joaquín Agrasot, Antonio Esteve, la visión más social de Antonio Fillol, Ignacio y José Pinazo, Segrelles, José Manaut o Renau, entre otros artistas, presentan un paseo por la evolución artística de la esta corriente plástica. "De Sorolla a Fillol hay una evolución evidente", ha contado Pérez Rojas, quien ha trabajado durante años para retratar un momento pictórico esencial para entender la pintura valenciana.

En la muestra, además, cobra gran relevancia la posibilidad de ver piezas como el cuadro sobre el Tribunal de las Aguas o el conocido "Palleter" de Sorolla.

La exposición, de la huerta a las falleras

Así, todo lo que el espectador puede esperar se encuentra en Bancaja. La muestra se inicia con el homenaje a estos pintores como cronistas de su tiempo, que va desde la interpretación del mundo popular y campesino a la vertiente de signo naturalista de Joaquín Sorolla, "el pintor que abre las puertas de la pintura social en Valencia".

En el apartado "Labradores y huertanos", las pinturas del propio maestro de la luz se unen a las de Fillol, Mongrell o José Benlliure para mostrar una galería de esos trabajadores del campo cuyos rostros, curtidos por la faena, se convierten un retrato de la lucha por la vida. "La arcadia feliz de la huerta" es otro apartado donde no sólo el campo tiene protagonismo, sino que la pedida de mano de la novia, escenas de boda, serenatas y momentos festivos reflejan esa arcadia feliz tan costumbrista como auténtica.

En "El mar y la Albufera" se exhibe el auge de la presencia de la iconografía de las playas y las escenas de pesca. Momento para reseñar es la cantidad de piezas que se muestran en "La mujer valenciana", con escenas de labradoras valencianas, trajes de falleras y mujeres en sus momentos más cotidianos que se convierten en un abanico iconográfico de la realidad de las mujeres de la época. Finalmente, en "Fe y devoción" presenta escenas de misas o de un coro cantando que conforman todo un imaginario religioso lleno de procesiones, rezos familiares y monaguillos.