
DANA
Una ola de solidaridad lleva a los Reyes Magos a la zona DANA
Los pequeños de las zonas afectadas no han perdido la ilusión por los regalos, que han llegado gracias a la colaboración de los voluntarios con Sus Majestades de Oriente

El día 22 de diciembre se adelantaron los Reyes Magos, pero “no los Reales de Oriente, sino los de Massanassa”, le decía la espabilada Èlia Candel, de 9 años, a sus padres mientras esperaba su regalo. “Nosotros le explicamos que enviaron a representantes, pero me escondió aún así las tarjetas de créditos para que los pajes le trajeron los otros regalos que había pedido”, explica su madre, Yolanda.
Èlia le ha pedido a los Reyes Magos de Oriente “un reloj con GPS”. Lo perdió al día siguiente de la DANA. Sus padres y su hermana mayor, Rocío, le insistieron en no sacarlo de su piso tras las lluvias que arrasaron su barrio, a escasos 200 metros del barranco del Poyo. Pero Èlia quería lucirlo en su muñeca y ayudando a los vecinos, lo perdió.
No tenía ni dos días el reloj. El 28 de octubre fue su noveno cumpleaños y ese había sido su regalo de cumpleaños, una necesidad paternal para no perder de vista a una hija inquieta. “La última vez que pitó, estaba por el barrio, pero a saber dónde”, explica Juan Candel, su padre. La tarde del 29 de octubre la pequeña iba a celebrar su cumpleaños en el centro comercial MN4 de Massanassa con sus amigos del colegio, pero a las 16:00 de la tarde Yolanda decidió cancelar y aplazarlo “hasta la semana siguiente”. Dos días después, la pequeña perdió un diente y el Ratoncito Pérez no pudo venir porque había barro, pero una amiga de una vecina se ofreció a recoger el regalo en Málaga y traerlo cuando viniera al pueblo.
A Èlia la DANA le ha robado su cumpleaños, la visita del Ratoncito Pérez y la ilusión de ver desfilar a los Reyes Magos de Oriente por su pueblo. La tradicional cabalgata por el pueblo no se ha podido celebrar, pero gracias a la colaboración de voluntarios sí pudieron verles pasar brevemente el día 5 por la mañana en una caravana que les llevó por todos los pueblos afectados por la DANA.
Todo el mundo se ha volcado con que los niños puedan recibir sus regalos de Reyes en un momento complicado. En Massanassa, las escuelas de infantil y de primaria elaboraron un listado para saber qué querían los niños de regalo a los Reyes Magos de Oriente, con un precio máximo de 50 euros, y el ayuntamiento se encargó por la tarde de conseguir unos pajes reales para entregarlos casa por casa. Élia se pidió “un despertador de Stitch”, el dibujo animado protagonista de la película Lilo & Stitch y ahora espera que le llegue.
La familia vive en un tercero y aunque su piso no está directamente afectado, el agua llegó casi a los tres metros en su calle. La puerta de su edificio todavía sigue rota, el ascensor está estropeado y el agua caliente todavía no ha vuelto a sus casas. “Calentamos el termo y vamos tirando”, dice Juan Candel. La comunidad de vecinos ha pedido presupuesto para arreglar el ascensor y les han dicho que son 45.000 euros. Además, tienen afectada directamente la casa que era del padre de Juan en una planta baja. A eso se le suman los coches: “En el concesionario me dijeron que tenía que pagar los cinco mil euros de las ayudas y ya nos lo devolverían cuando los ingresaran”, dice Yolanda, que necesita un coche para ir a trabajar.
“Hay familias que lo han perdido todo”, asegura Juan, que asegura que la DANA ha afectado a los niños, obligados a crecer por la fuerza. “Muchos salieron con la ropa puesta y siguen viviendo en casas de familiares y eso les va a marcar no estar en su casa. Dile a un niño de 6 o 7 años que lo han perdido todo”, añade, y asegura que su propia hija Èlia ha estado “más alterada y más activa” desde la DANA.
En situaciones así, los regalos navideños son un sobreesfuerzo. “Te lo vas a gastar porque son tus hijos, pero no te va a venir bien”, admite Yolanda. “Con esos 20 o 30 euros te compras el exprimidor o la batidora que has perdido”, añade.
María Castro, la reina maga de la DANA
Èlia, posa en la mano con un peluche que le ha traído Papá Noel y una muñeca de bebé de los Reyes Magos “de Massanassa” que no suelta. Estos Reyes Magos “de Massanassa” son miles de voluntarios que han donado más de 20.000 juguetes y 10.000 libros y material escolar coordinados por la actriz María Castro y su marido, José Manuel Villalba. “Se me quedó grabado eso de que no se olviden de nosotros en el mañana. Yo tengo tres hijas y el mañana más inmediato para mí era la Navidad”, dice por teléfono la actriz, que asegura que le hacía especial ilusión ayudar en épocas festiva:. “Yo podría matar al Grinch con mis propias manos porque soy súper navideña”, ríe.
Para ponerse manos a la obra, María utilizó su altavoz público, con más de un millón de seguidores en Instagram, para coordinar la recogida de juguetes y admite que “no tenía claro cómo iban a transcurrir los hechos”. José Manuel se puso a coordinar. Natural de Torrente y fallero, pronto supo que lo mejor era organizarlo con las comisiones de las zonas afectadas. “Los falleros son como hormigas de lo trabajadoras que son y lo bien que se organizan”, dice él. “ Yo me he encargado de esa parte logística: búsqueda de censos poblacionales de niños, cuáles eran las zonas cero y fui haciendo criba”, comenta.
La actriz estaba grabando por las mañanas en la serie La Promesa y el equipo le cedió una nave para recoger los juguetes e incluso puso a dos personas a ayudarle con ello. El día 21, Porcelanosa cedió dos tráileres y una nave en Sedaví para alojar todo lo recaudado, la mayoría de pequeños donantes. “Una niña donó a Mr. Potato y Ms. Potato y pidió que no los separaran al regalarlo”, recuerda con ternura la actriz.
El día 22 decidieron dar los regalos: “No se nos ocurría mejor día que el de la lotería. Ver la sonrisa de padres siendo madre y pensando en los que no pueden poner nada debajo del árbol a sus hijos, si es que tienen árbol”, comenta María Castro.
Ese día a las 8:30 de la mañana la cola ya daba la vuelta a la esquina de la plaza de la Constitución. Hora y media después, José Manuel y María dieron el pistoletazo de salida al reparto con una videollamada a las trece fallas de los municipios considerados zona cero ––todos menos Llocnou de la Corona y Beniparrell, repartidos en pueblos vecinos––.
En Massanassa, no duraron ni dos horas. “La idea era que no viniesen niños y se puso de requisito un adulto por regalo”, explica Elísabet Benavent, presidenta de la Falla Poble, que asegura que estuvieron alucinados y muy agradecidos por la gestión. “Con todo lo que les han traído, no se nota la falta de regalos”, añade la presidenta.
Mientras espera que los Reyes Magos cumplan con lo que escribió en la carta, Èlia sigue pidiendo su particular regalo a los militares que se encuentra por la calle. “¿Tienes un parche?”, les dice a cada uno de ellos. Acumula ya 22 de todo tipo de regimientos y partes de España, incluido uno de un Minion vestido de militar. “Quiero enmarcarlos cuando acabe esto”, dice la pequeña.
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