
Turismo
De ser un pueblo de pescadores a ser una capital del turismo: la increíble transformación de esta ciudad española
Esta ciudad mediterránea sufrió una transformación durante los años 60. Ahora, más de medio siglo después, ha sabido reinventarse

En 1964, Ramón Martínez Martínez tenía 23 años, una brocha en la mano y la esperanza de un futuro mejor. Abandonó Madrid, donde trabajaba como pintor, y puso rumbo al sureste, hacia un pequeño municipio costero llamado Benidorm. Por aquel entonces, el lugar apenas era conocido fuera de la provincia de Alicante, y su economía giraba en torno a la pesca y la agricultura, especialmente la de naranjas. Pero todo eso estaba a punto de cambiar.
Como tantos otros españoles en la segunda mitad del siglo XX, Ramón buscaba algo más: una oportunidad para prosperar. La encontró entre andamios, muros sin revocar y hoteles que empezaban a levantarse a lo largo del litoral. A veces no cobraba en dinero, sino en apartamentos o participaciones en los nuevos edificios. Aquellas decisiones, tan arriesgadas como visionarias, marcarían su destino y el de su familia. Las propiedades de Ramón empezarían pronto a valer mucho más de lo que imaginaba.
La visión que cambió Benidorm
La revolución turística de Benidorm no fue casual. Tuvo nombre y apellido: Pedro Zaragoza, el alcalde que vio más allá del pequeño pueblo que tenía entre manos. Zaragoza entendió antes que nadie el potencial del turismo internacional, y en un gesto que hoy parece anecdótico pero entonces fue casi heroico, legalizó el uso del bikini en las playas, a pesar del rechazo frontal de la Iglesia. No dudó en conducir hasta Madrid en su Vespa para convencer a Franco de que el futuro de España podía pasar por el turismo de sol y playa.
Gracias a su liderazgo, Benidorm se convirtió en un modelo pionero de urbanismo vertical. En lugar de expandirse horizontalmente, se decidió construir hacia el cielo, una rareza en el contexto de la costa mediterránea de los años 60. El resultado: avenidas anchas, bloques de gran altura y espacio suficiente para albergar a miles de turistas sin colapsar los servicios básicos. Hoy, esa fórmula sigue vigente.
Actualmente, Benidorm no sólo es uno de los principales destinos turísticos de España, sino un caso de estudio internacional. En 2023, recibió 2,7 millones de visitantes, 36 veces más que su población permanente. Esta cifra no solo refleja su capacidad hotelera, sino también la increíble adaptación de la ciudad al modelo turístico de masas.
Entre ellos, destacan especialmente los británicos. Alrededor de un tercio de los turistas que llegan a Benidorm provienen del Reino Unido. La ciudad ha sabido crear un ambiente cómodo y reconocible para ellos, con bares que sirven desayuno inglés, retransmisiones deportivas en directo y festividades británicas celebradas en pleno Levante. Para muchos, Benidorm es "su casa al sol". Para otros, una caricatura del turismo masivo.
Luces y sombras del paraíso vacacional
El fotógrafo británico Rob Ball ha capturado la esencia de esta ciudad en su libro Benidorm: tras 15 años documentando paisajes costeros, Ball ha centrado su mirada en una urbe que, según él, representa tanto la utopía vacacional como el desgaste del modelo turístico clásico. Su enfoque, sin embargo, es más de celebración que de crítica. Para él, las playas llenas y los turistas felices son una forma de libertad.

Pero no todo es ideal en el paraíso. El hijo de Ramón, Jaime Martínez Gallinar, es el director del Grupo Hoteles Benidorm, reconoce que el modelo tiene límites. “El terreno está agotado. Si seguimos creciendo, podríamos empezar a destruir el paisaje que tanto nos ha dado”, afirma. La sostenibilidad ya no es una opción, sino una necesidad urgente.
Benidorm arrastra una reputación difícil de sacudir. Para algunos es sinónimo de turismo barato, desenfreno nocturno y arquitectura desordenada. Para otros, es un símbolo de accesibilidad, modernización y progreso. Lo cierto es que, más allá de los prejuicios, la ciudad ha sido capaz de reinventarse durante más de medio siglo sin perder su esencia: hospitalaria, funcional y vibrante.
Y mientras muchas ciudades costeras sufren tensiones por el exceso de turistas, Benidorm abraza a sus visitantes con entusiasmo. Su economía, su identidad y su historia están profundamente ligadas al turismo. En palabras de Gallinar: “Aquí todos son bienvenidos. No importa de dónde vengas, Benidorm siempre tiene un sitio para ti”.
✕
Accede a tu cuenta para comentar