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La increíble historia del cuadro de Klimt: estaba en una bolsa de basura

El lienzo, uno de los más buscados desde su desaparición, fue robado de la galería Ricci-Oddi, en Piacenza, Italia, en 1997. Se habían seguido varias pistas pero ha sido hallado por uno de los jardineros. ¿Salió alguna vez en estos 22 años del museo?

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Un robo en un museo por lo general tiene algo de historia increíble, un punto cinematográfica. Y ésta, que tiene por sujeto a una bellísima obra de Klimt, "Retrato de una dama”, un retrato de una bella dama que parece que escondía debajo otro precioso rostro, dicen que uno de los más bellos “arrepentimientos” del artista.
La obra habría sido hallada de manera casual por uno de los trabajadores de la galería mientras se afanaba en la limpieza del jardín. Le llamó la atención un bulto. Abrió la bolsa negra de basura y se topó con una caja que contenía la tela, sin marco. Rápidamente comunicó el hallazgo a los responsables del museo. La obra será debidamente limpiada y analizada para no dar un paso en falso, pero las primeras voces apuntan a que se trata de la obra robada de manera rocambolesca hace doce años.
“Encontré la caja en el interior de un saco negro y al principio pensé que era basura”. Fue solo la primera impresión y los responsables prefieren ser cautelosos, aunque han manifestado que “sería el mejor regalo de Navidad que podríamos recibir”, aseguró Laura Bonfanti, vicepresidenta de la institución. Según los sellos que hay en la parte trasera de la obra puede tratarse de la obra desaparecida. La obra está valorada en 60 millones de euros y la trama de su desaparición contiene todos los ingredientes de una película de misterio, pues la búsqueda incluso se reanudó hace dos años cuando se descubrió una huella dactilar en el marco de la obra que los ladrones o el ladrón dejó en el techo. Sí, en el techo.
¿Un robo de cine?
Hace 22 años, el agente asignado al caso no se mostró nada convencido con la hipótesis de que el cuadro hubiera sido sustraído a través de una claraboya. No le encajaban las piezas, pues el tragaluz era demasiado pequeño para poder sacar la obra a través de él. Sea como fuere lo que tenían era un marco abandonado y una tela de Klimt robada.
Sin embargo, la obra había sido objeto de estudio casi un año antes. Una estudiante creyó descubrir que bajo la apariencia de la joven retratada se escondía otra mujer tocada con un sombrero. La joven Claudia Maga expuso sus dudas al director de la galería, quien se mostró receptivo a tenderla. “Dama joven”, que representa a una chica con bufanda y sombrero y no se había visto desde 1912 y podía estar debajo de pintura que parece que se ha recuperado.
La mirada era la misma. La sonrisa, idéntica, igual que la inclinación ligera del rostro. Las pruebas de rayos X revelaron que, en efecto, había pinceladas del artista debajo de la superficie. Todo apunta a que Klimt se había enamorado de una joven vienesa a la que convirtió en su musa. Cuando ella murió repentinamente quiso borrar cualquier rastro de su presencia, de ahí que decidiera repintar a otra joven sobre quien había sido su amante e inspiración.
Olor a pintura fresca
Se decidió, tras el sorprendente hallazgo, recolocar la obra en el museo, que la conservaba desde 1926, y reubicar otros lienzos, con lo que ello implicaba. Tráfago y movimiento, salidas y entradas, puertas abiertas y alarmas desconectadas. El resultado fue que la obra había desaparecido. Incluso se pidió consejo a un ladrón especializado en arte para tratar de aclarar el caso. No había pistas..., hasta que en abril de 1997 la policía interceptó un paquete dirigido al ex primer ministro italiano Bettino Craxi en la frontera italo-francesa. El interior contenía una obra de Klimt. ¿Caso resuelto? Solo durante unos segundos, pues se trataba de una perfecta reproducción. El olor a pintura fresca lo delatada.
El caso seguía abierto, a pesar de que se llegó incluso a contactar con quien había robado la copia a cambio de no pisar la cárcel. Confesó que lo había hecho para generar expectación, pero que, en realidad, había sustraído una copia cuyo pesado marco había dejado deliberadamente olvidado en la claraboya. El misterio podía, pues, estar a punto de resolverse si la tela hallada en el jardín de la galería Ricci-Oddi es el original robado que, según esta teoría jamás salió del museo.