¿Cómo es Múrmansk, la ciudad donde no sale el sol durante 40 días?
La ciudad, al norte de Rusia, y enclave militar durante la II G.M. es considerada la más oscura del planeta, allí el sol desaparece 40 días durante el invierno
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Hay un lugar en la Tierra donde el sol no asoma por el horizonte cada día. Un lugar tan frío que poca gente se atreve a vivir en él, y mucho menos visitarlo. Hablamos de Múrmansk, una ciudad situada en la frontera rusa con Noruega y Finlandia, concretamente, en la región de Laponia. Allí, la los rayos de luz desaparecen entre el 2 de diciembre y el 11 de enero, o lo que es lo mismo, 40 días sin sol, con temperaturas que rondan entre los -10º y -5º durante estos meses. El amanecer tiene lugar a las 11 de la mañana y el atardecer apenas cuatro horas después, sobre la 13.00.
A más de 1400 kilómetros al norte de la capital, Moscú, Múrmanks se consolida como el mayor puerto de Rusia en el Ártico, siendo también la mayor ciudad del mundo al norte del círculo polar ártico, con una población de casi 300.000 habitantes.
La ciudad fue fundada en 1916 con el nombre de Románov-en-Murman por el zar Nicolás II de Rusia. El objetivo era tener un punto transitable desde el que el ejército ruso pudiese combatir a los enemigos en la Primera Gran Guerra. Duraría poco tiempo con este nombre, ya que con la Revolución de Octubre de 1917, el nombre de la ciudad pasaría a ser el que conocemos actualmente, Múrmansk.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el lugar comenzó a tener mayor importancia por su ventajosa situación geográfica. Durante la contienda, la ciudad-puerto servía como ruta de abastecimiento para la Unión Soviética en la guerra contra los alemanes. Sin embargo, fue duramente bombardeada por el ejército nazi, reduciéndola prácticamente a escombros. Al terminar la contienda, se comenzó la reconstrucción de la ciudad.
La Guerra Fría siguió manteniendo con vida al puerto, utilizándose mayoritariamente para albergar submarinos atómicos. Actualmente, gran parte de estos barcos han sido abandonados y yacen congelados bajo la luz de la luna a poco menos de 100 kilómetros al este del lugar.
La única manera de llegar a tan oscuro lugar es por barco, si las aguas no se encuentran congeladas, o por ferrocarril, cuya última parada de la red ferroviaria rusa termina aquí, frente al Océano Ártico. Principalmente son mineros y marinos mercantes los que hacen el recorrido entre San Petersburgo y Murmansk.
Es normal entender que el turismo no sea la gran fuente de ingresos de la ciudad. El frío aleja a las masas, que si viajasen hasta tan remoto lugar, podrían visitar atracciones como el Rompehielos Lenin, un buque propulsado por energía nuclear, el primero, construido en 1959. Un verdadero barco de la época que ha sido mantenido y llenado de maniquís que simulan como era la vida en uno de estos gigantes de hierro. Su actividad finalizó en 1989.
El monumento más destacado de Múrmansk es el Alyosha, una estatua gigante de 11 metros de un soldado soviético. A modo de guardián pétreo del puerto, la estatua se alza en recuerdo a todos los que murieron luchando por resistir el embiste alemán en el territorio durante la Gran Guerra Patria, término que usan los soviéticos para referirse a la guerra contra Alemania en la II Guerra Mundial. Seguramente, el frente más alejado y frío de la historia.
Sin embargo, el lugar más espectacular a visitar en Múrmansk es el Pozo de Kola, el agujero artificial más profundo jamás creado por el hombre. Creado en 1962, tiene una perforación en la corteza terrestre de casi 13 kilómetros hacia el interior de la Tierra, provocando un enorme agujero que visto desde el aire es realmente espectacular. Una mina en la que se encuentran minerales no hallados en ningún otro lugar del mundo. Una puerta a las entrañas de la Tierra.
Las auroras boreales coronan el cielo de Múrmansk, grabándose en la memoria de los viajeros que visitan este lugar. Una ciudad que pese a la oscuridad de su invierno tiene mucha luz que ofrecer.