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El reencuentro de dos grandes

Un reconocido director de orquesta español volverá a colaborar con un célebre regista italiano en el Teatro de la Zarzuela

Visión interior del Teatro de la Zarzuela de Madrid
Visión interior del Teatro de la Zarzuela de Madridlarazon

Se conocieron en 1980, cuando trabajaron juntos por vez primera en la Ópera de Houston. Era un «Trovatore» que estaba programado con Raina Kabaivanska, Michail Svetlev, Stefania Toczyska y Lajos Miller. La primera canceló y en su lugar llegó Renata Scotto, con las ínfulas que siempre tuvo. Nada más aterrizar quiso ser ella la directora de escena de una producción preciosa, pero tuvo enfrente un regista de los que no se arredran, sino que se crecen. La confrontación fue total y ella, que contaba con la ventaja de su fama, exigió que se echase al director de escena. El intendente preguntó al director de orquesta qué estaba sucediendo y éste le contó las ansias de Scotto por hacer lo que le daba la gana y que pensaba que, si había que prescindir de alguien, habría de ser de la soprano. Así fue y, al final, cantó Lou Ann Wyckoff.

Ambos, director de escena y de orquesta, se volvieron a encontrar en Macerata en 1988, cuando el festival de Sferisterio fue dirigido por el primero junto a Marcello Abbado. El regista no había olvidado aquella ayuda e invitó al de orquesta. Se trataba de una «Carmen» con dirección de escena de Ezio Zefferi y los cantantes Lucia Valentini Terrani, Neil Shicoff, Giorgio Zancanaro, Patrizia Orciani y Laura Chierici. El tenor llegó a los ensayos mucho más tarde que el resto y al responsable del festival no se le ocurrió otra cosa que llevarse a comer a Shicoff en vez de al escenario. El enfado del director de orquesta fue enorme y, cuando del almuerzo llegaron al escenario, sus voces resonaron por todo el teatro. Pero, como ambos además de tener genio son grandes profesionales, acabaron bien.

Tanto que, cuando el director de orquesta dirigió en la Ópera de Helsinki –por cierto, un teatro digno de ser visitado–, llamó al regista para «Barbero de Sevilla» y «Traviata». Allí las cosas corrieron con normalidad, mucho mejor para Verdi que para Rossini.Daniel Bianco empezó con la idea de programar en la Zarzuela el doblete «La tempranica» y «Goyescas», y quería que nuestro regista, en tiempos muy ligado a Madrid, las pusiera en escena. Durante tiempo discutí mucho con él, porque la conjunción no me parecía indicada y le sugerí el cambio de la segunda por «La vida breve», retomando la inolvidable producción del Palau de les Arts que estrenaron el regista y Lorin Maazel en 2010. Así se hará abriendo la próxima temporada.

En principio la iba a dirigir musicalmente Oliver Díaz, pero finalmente lo hará Miguel Ángel Gómez-Martínez, lo que supondrá su reencuentro con Giancarlo del Monaco. Ambos son los protagonistas de este artículo y ambos tienen otra cosa en común: no han vuelto a pisar el Teatro Real con la actual dirección artística, y yo me pregunto: ¿hay alguna razón para que dos artistas de su talla no lo hagan? Creo que la pregunta merece una respuesta.