28 de enero de 1920: el “consejo” que dio origen a la Legión
Primeros pasos. El ministro de la Guerra, a instancias del teniente coronel Millán Astray, sugirió crear «una unidad militar armada» para luchar en África
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«La conveniencia de utilizar todos los elementos que pueden contribuir a disminuir los contingentes de reclutamiento en nuestra Zona de protectorado en Marruecos inclina al ministro que suscribe a aconsejar, como ensayo, la creación de un Tercio de extranjeros, constituidos por hombres de todos los países que voluntariamente quieran filiarse en él para prestar servicios militares, tanto en la Península como en las distintas Comandancias de aquel territorio». En apenas 13 líneas, escritas un 28 de enero de enero de 1920 y publicadas un día después en la «Gaceta» de Madrid, el ministro de la Guerra, José Villalba Riquelme, exponía la necesidad de crear esa nueva unidad militar. Era un «consejo» que se tradujo en un Real Decreto del mismo día que constaba de un único artículo: «Con la denominación de Tercio de extranjeros se creará una unidad militar armada, cuyos efectivos, haberes y reglamento por el que ha de regirse serán fijados por el Ministro de la Guerra». No fue una mala propuesta la que el ministro planteaba al rey Alfonso XIII, pues dicha unidad celebra este 2020 su 100 cumpleaños. Y no es otra que la Legión.
Unidad referente
Y aunque aún faltaban varios meses para que comenzase su andadura, ese 28 de enero de 1920 arranca la historia de la que es en la actualidad una de las unidades más condecoradas de España y un referente tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Su nacimiento se debió básicamente a la necesidad de contar con una unidad profesional que fuera capaz de hacer frente a la dureza de los combates de la Guerra del Rif a los que se enfrentaban –y en los que morían sin cesar– los soldados de reemplazo.
Apenas tres días después, el 31 de enero, una Real Orden establecía que el encargado de organizar el nuevo Tercio de extranjeros sería el recién ascendido a teniente coronel José Millán Astray, hasta ese momento destinado en el Regimiento de Infantería del Príncipe n.° 3 de Oviedo. De hecho, él fue el verdadero artífice de la creación de la Legión.
Durante los siguientes meses, Millán Astray siguió dándole forma a esta unidad con la que ya contaban otros países como Francia, con su Legión de Extranjeros. «Los vecinos llaman a la suya Legión y ¡nosotros queríamos tener la nuestra!», escribió el teniente coronel para explicar por qué ese Tercio se denominaría así y sus miembros, legionarios.
La creación de esta unidad iba tomando forma y siete meses después, el 31 de agosto, la «Gaceta» de Madrid publicaba otro Real Decreto en el que el Monarca establecía cómo se organizaría. En tres artículos, expone que dicho Ministerio decidirá el número de efectivos, los medios y su reglamento, además de las partidas presupuestarias con la que se sufragarían sus costes.
Y llegó septiembre, mes en el que se produjeron dos importantes hechos. Por un lado, se estableció en Ceuta el Cuartel General del Tercio y, por otro, comenzaron los primeros reclutamientos con la apertura de los denominados «Banderines de Enganche» en diferentes ciudades españolas, en las que comenzaban a verse carteles animando a los jóvenes a alistarse en la Legión. Los destinatarios eran hombres de 18 a 40 años a los que se ofrecía un sueldo (soldada) de 4 pesetas y 10 céntimos diarios, además de otras 350 pesetas que cobraban en dos plazos: al alistarse y al concluir los tres primeros años de servicio. «Nobles, plebeyos, vagos, cocineros, poetas, químicos, periodistas, ingenieros, todos tienen cabida en La Legión», rezaba la publicidad.
Un ceutí de 30 años y de nombre Marcelo Villelval Gaitán fue el primer legionario que se alistó un 20 de septiembre de 1920, por lo que es realmente esta fecha la que se considera oficialmente como el nacimiento de la Legión. A los pocos días, Aníbal Calero fue el primero que se alistó en la Península, concretamente, en Albacete.
Avalancha de alistamientos
Millán Astray y el Rey pensaban que irían llegando reclutas poco a poco y jamás imaginaron que en los primeros días se unirían cerca de 400 hombres. De hecho, en tres se alistaron solo en Barcelona cerca de 200, convirtiéndose en la primera gran expedición de voluntarios que llegó a Ceuta a primeros de octubre con el entonces comandante Francisco Franco (jefe de la primera bandera y lugarteniente del teniente coronel). «Y vino el alud de Barcelona, los doscientos catalanes, la primera esencia de La Legión, que bajaron arrasándolo todo y sembrando el pánico en el camino. Era la espuma, la flor y nata de los aventureros. Eran el agua pura que brotaba del manantial legionario. ¡Bienvenidos, catalanes legionarios; vosotros seréis la base sobre la que se construirá La Legión!», escribió Millán Astray al respecto. De todo el mundo llegaron futuros legionarios, tantos que en solo un mes se completó la I Bandera.
Hoy, cien años después, los herederos de esos primeros legionarios han convertido a la Legión en un referente. En la actualidad están desplegados en Líbano y Mali, y en primavera regresarán a Irak para dar seguridad a la base española «Gran Capitán».
Arranca así para esta unidad el año de su centenario, el cual tiene a Felipe VI como presidente de Honor.