“Rey Juan”: El Shakespeare menos representado ★★✩✩✩
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Autor: W. Shakespeare. Adaptador y director: Gustavo Galindo. Intérpretes: Germán Torres, Jesús Gago, José Emilio Vera, Rosalía Castro... Teatro Galileo, Madrid. Hasta el 16 de febrero.
Poco representada en España –aunque no tan poco como se ha asegurado engañosamente en la promoción del espectáculo–, ha llegado a la cartelera de Madrid este «Rey Juan», de William Shakespeare, que, solo por el esfuerzo que ha debido de suponer levantarlo para una modesta productora como es La Smorfia Teatro, merece ya una respetuosa consideración.
A excepción de «Ricardo III», que sí se lleva a escena con asiduidad en nuestro país, los dramas históricos de Shakespeare, incluido este que nos ocupa, no suscitan demasiado interés en la actualidad entre los directores, probablemente por dos motivos: el primero está relacionado con su estructura argumental, atravesada por un maremágnum de intrigas y de personajes que complican mucho la producción y con los que, curiosamente, el Bardo ya anticipaba los culebrones televisivos hace más de 400 años; el otro tiene que ver con la propia naturaleza de un género que, en cierto modo, servía para glorificar algunos valores e ideas de la sociedad isabelina, los cuales quizá no importen demasiado hoy a cualquier españolito medio que ocupe su localidad en un teatro.
Consciente de esos dos escollos que presenta el material original, Gustavo Galindo ha aplicado una buena ración de ingenio para salvarlos y ha firmado una versión desbrozada de esas subtramas que hoy se antojarían superfluas, muy clara en el dibujo de los personajes, mostrando el bagaje que cada uno de ellos arrastra; y más que ágil en el progreso de la acción medular. Lástima que no se haya revelado tan certero en la dirección. Hay, desde luego, algunos hallazgos interesantes, como la idea de emparentar los intereses particulares de los dirigentes con la guerra, la fractura y el nacionalismo; o la analogía entre las conversaciones de los monarcas de antaño y los debates televisivos de hoy; pero hay, por otra parte, una innecesaria propensión a la comedia que no llega a funcionar, y un escaso trabajo con la palabra y el texto en algunos de los actores, que, francamente, tienen serias dificultades para dar la hondura dramática y poética que requieren las situaciones que protagonizan.