La obsesión de Hitler con la lanza que atravesó a Cristo
Laura Falcó Lara publica su nueva novela, una obra sobre el robo al Führer de la conocida como lanza de Longinos, que otorgaba poderes a quien la poseía
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Tras una serie de novelas en las que ha transitado por casas encantadas, selvas tropicales o tierras heladas, Laura Falcó Lara cambia de registro y debuta en la novela histórica con «La maldición de la lanza sagrada» (La esfera de los libros), donde mezcla la ficción con una base histórica muy sólida, la Alemania nazi, la lanza de Longinos y el personaje de la médium Helen Duncan, aunque la autora haya cambiado su nombre. «Es la primera vez que me atrevo porque le tenía muchísimo respeto, al ser de base histórica me da pánico poder cometer una errata y he tenido que documentarse mucho. Es la que más me ha costado, la más trabajada –afirma–, pero a la vez creo que la más sólida y madura y también la más literaria de mis novelas, por el argumento, el desarrollo y el nivel de profundidad de los personajes».
Se dice que la también llamada Lanza del Destino, «es la que clavó en el costado de Cristo el centurión romano Cayo Longinos para rematarlo antes de llegar al Sabat, día santo en el que no se podía tener a nadie agonizando –explica Laura Falcó–. El líquido que salió de su cuerpo, mezcla de sangre y agua, salpicó los ojos de Longinos y éste recuperó la vista y se convirtió al cristianismo. Desde entonces se considera sagrada». Y prosigue: «De las tres posibles lanzas que reclaman su autenticidad, es de la de Viena de la que se ocupa la novela porque es la que tiene una cronología más sugerente y la que confirma la historia que dice que quien tenga la lanza ganará batallas y gobernará el mundo y quien la pierda sufrirá las peores catástrofes.
Pasó por las manos de Carlomagno, Barbarroja..., hasta llegar a Hitler, que se enamora de ella en 1912 y durante la invasión de Austria en 1938 la requisa para llevarla a Nuremberg, donde se desarrolla gran parte de la historia de la novela». Para la autora, «Hitler cogió el relevo de la fascinación medieval por estas reliquias consideradas “objetos de poder” y mandó a Himmler a buscarlas por medio mundo y de hecho estuvo en Montserrat tras el Santo Grial. Las consideraba una ventaja competitiva, convencido de que tener esos objetos podría provocar a inquietud en el enemigo», resalta.
La novela de Falcó Lara tiene, además, «un personaje fascinante, el de la médium de Portsmouth Helen Duncan, que se ganaba la vida haciendo manifestaciones con ectoplasmas, pero debía ser tan buena que cometió el gran error de acertar en asuntos fundamentales para el gobierno británico, adivinó que el hijo de una clienta había muerto porque el submarino donde viajaba fue hundido por los alemanes. El gobierno piensa que es una bruja fantástica o una espía porque esa información, aunque real, era secreta. O tenía una buena red de contactos o era tan buena médium que podría predecir acontecimientos como el desembarco de Normandía y se asustaron, así que deciden encarcelarla amparándose en una ley de 1735 y es el mismo Churchill quien interviene para sacarla. Es la última mujer juzgada en Europa por brujería», afirma la autora.
Con la médium
Este es el personaje que sirve de puente para iniciar la novela. «En una de sus sesiones, un ser de otra dimensión le pide bajo amenazas a una de sus hijas recuperar la lanza en manos de Hitler y esta decide ir a Berlín a buscarla. La teoría que sostiene el libro –explica– es que si él empezó a caer en 1942 y no en 1945 cuando realmente la rescataron los americanos, ¿sería porque alguien la robó o la cambió por otra haciendo que Hitler empezara a perder poder, o porque con él se rompió la leyenda?».
Hay una serie de características en Laura Falcó que son una constante en sus novelas. Por un lado, unos inicios impactantes, en este caso la sesión de la médium. «Siempre he pensado que si una novela no te engancha en las cinco o diez primeras páginas, mucha gente no sigue leyendo y eso me pasa también como lectora. Yo me aficioné a leer con los libros de Stephen King y esas primeras páginas suyas chocantes y fuertes. Para el menos lector, es el único arma que tienes si quieres engancharlo», afirma. Otra, son las temáticas relacionadas con el más allá, espíritus, fantasmas, ectoplasmas… «Al menos que tengan un punto de misterio que deje con esa inquietud. Y una tercera –prosigue– es cuidar de que en cada capítulo pase algo que obligue a continuar leyendo y que no pierda fuerza en el momento de llegar al final. Me enfadan los libros cuyo autor parece que no sabe cómo concluirlos. Para mí eso es básico, y no termino hasta que veo que estas cosas están conseguidas y que funcionan», concluye la escritora.