María Isabel: “Yo cuando perreo, sudo; con mascarilla no se puede”
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María Isabel López (Huelva, 4 de enero de 1995) fue nuestra simpatiquísima representante en Eurovisión Junior en 2004. Y por una vez en la vida, ganamos. Bueno, ganó ella. Pero olviden todo lo que saben de los niños prodigio. Ella tiene la cabeza muy amueblada y se retiró para estudiar, formarse y decidir como adulta. Acaba de publicar «Esa carita», junto a Juan Magán. Y aquí está, aunque no la reconozcan.
La idea de la canción es suya.
Sí, la verdad es que nace de Tik Tok porque soy una adicta y había un challenge que era de poner caritas y descubrimos que era una canción de indonesia y quisimos pasarla al español y hacerla a nuestro rollo, ritmo y letra, y la hemos hecho entera nueva, pero la idea parte de ahí.
Es para todos los públicos.
Completamente, es divertida y llama a verano. Y hay que reírse de uno mismo bailándola. Hay que ser libre. A mí me gusta enseñar las cosas que hago, mi vida, y las canciones que hago.
Pues yo la última vez que vi a María Isabel en televisión era así de alta.
Han pasado 16 años, pero sin parar realmente. He trabajado mucho y estoy en una nueva etapa, todo ha dado un giro y estoy contenta.
Paró para estudiar.
Sí, sí. Pero desde hace un año me han ocurrido cosas que no me imaginé que pudiera conseguir.
¿Como qué?
Lanzar canciones cada dos meses y colaboraciones que estoy haciendo. Sonar en radios, conciertos, estoy componiendo y tengo mucha música guardada para sacar.
¿Qué fue lo que le hizo volver a la música?
Porque el escenario es lo que me llena, el lugar donde estoy mejor. Lo que me hace estar bien conmigo misma es eso. Mi relación con la música va a ser eterna. Y ahora me gusta mucho la música urbana.
¿Fue usted muy callejera de niña?
Mucho. Yo siempre he vivido en un barrio de gente trabajadora y siempre en la calle. Eran otros tiempos. Antes te soltaban en la calle y hasta la hora de la cena. Qué bonita infancia. Yo he vivido allí los momentos más bonitos.
¿Es verdad que tiene una estatua en su ciudad?
Sí, en otro barrio de al lado.
¿Cómo le hace sentir?
Pues muy bien, porque para tenerlo cuando me muera, mejor tenerla en vida y disfrutarla. Siempre nos acordamos de la gente cuando se muere. Ya llevo 16 años disfrutándolas.
¿Cuál era su ídolo, su estatua?
Difícil. Escucho mucha música, pero la verdad es que lo que más oigo es reguetón. Siempre Don Omar, Daddy Yankee, Tego Calderón... Desde muy pequeña, por causa de vivir en un barrio, todo el mundo lo ponía.
Es natural para usted, no es que ahora esté de moda.
Tengo vídeos con 5 años bailándolo.
Pero viene de la tierra del flamenco...
Amo el flamenco. Yo canto flamenco.
Bueno, a usted «le tocan las palmas...».
(Risas) Exacto, ¡ya se sabe! Pero luego me gusta mucho el reguetón.
¿Y se puede bailar y perrear con esto (señalo una mascarilla)?
Bufff si sudas, el maquillaje, se va. Y yo cuando bailo, y cuando perreo, sudo. Así que no es compatible, pero si hay que hacerlo por seguridad, se hace.
¿Cómo pasó la pandemia?
Pues invertí el tiempo en componer, en entrenar, llevar a cabo el proyecto.
¿Y psicológicamente?
Pues sí, me costó dormir, me descolocó los horarios de comer... Ha sido un trastorno en todos los sentidos.
¿Qué le pide a la nueva normalidad?
Lo primero es que se acabe ya el virus este, que no haya más contagio y se pueda volver a la normalidad en todos los sentidos. No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Pero tenemos que aprender a cuidar el mundo, que es el único que tenemos. La naturaleza es sabia y todo pasa por alguna razón. Yo creo en Dios y en el destino y pienso que ha sido una llamada de atención.
Es creyente.
Sí, lo soy. Mi madre lo es y es un pilar, te aferras.
¿Es usted de ir a misa?
Bueno, alguna vez sí que voy, porque sí que soy bastante creyente. Rezo todos los días, mañana y noche. Sé que es infrecuente y cada uno tiene sus principios. Yo creo que los valores de la vida no son materiales. Hoy día cada uno mira por él y ya. Y eso no puede ser.