Un brillante cierre del Festival de El Escorial con DiDonato
La mezzosoprano acabó la actuación con el público pidiendo más
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Obras :Mahler, Mozart, Luna, Hasse, Haendel, Granados, Bernstein, Scheer, Arlen. Mezzo: Joyce DiDonato. Piano: Carrie-Ann Matheson. Teatro-Auditorio de San Lorenzo de El Escorial. 6 de agosto de 2020.
El Festival de El Escorial es otro de los que han logrado salvarse. Doce espectáculos del 23 de julio al 6 de agosto, sin la habitual producción operística, pero con figuras como Arcadi Volodos, Joyce DiDonato, Ainhoa Arteta, Capella de Ministrers, Antonio Galera, Noelia Rodiles, Forma Antiqva, la compañía de danza de Sergio Bernal, el espectáculo ‘Maestrissimo’ de Yllana o el tenor José Manuel Zapata.
Cierre emotivo con una de las grandes del panorama lírico del presente: la mezzo Joyce DiDonato. Lo permitió el estar residiendo en su casa de Barcelona nada más cancelarse los vuelos al inicio de la pandemia. No estuvo en Granada, pero sí también en Santander. Suponía su vuelta a los escenarios tras muchas semanas y se encerró cuatro días en San Lorenzo para preparar un programa que no pudo negociarse. Se intentó que figurase algún Rossini, pero no hubo forma. La artista que, emocionada, habló al público en un medio español de amor y vida, también declaró que había pensado mucho el programa de ochenta minutos sin descanso y que quería cantar páginas españolas e inglesas.
Comenzó con cuatro Mahler que le vinieron muy bien para encontrase con suavidad tanto con su voz como con el público. Siguió con dos arias de “Bodas de Figaro”, interpretando con matiz el “Voi che sapete” pero sin la picardía de una Teresa Berganza, quien por cierto hubiera deseado encontrarse con su colega, pero se lo impidió una caída, como también le imposibilitó acudir al recital de Ainhoa Arteta, quien relató la incidencia y habló de ella con mucho cariño. Después del segundo Mozart ya era hora de sacar temperamento y lo hizo con el “De España vengo” del “Niño judío”, echando el resto, luciendo potencia vocal pero también fraseo -que no dicción- impecable, así como medias voces. Luego dos arias centradas en Cleopatra, de Hasse y Haendel, mostrando su capacidad para el matiz en “Piangeró la sorte mia” y para la coloratura en “Marte col fiero aspetto”. Vino a continuación el esfuerzo de las tres “Majas dolorosas”, demostrando que además de los agudos anteriores casi de soprano, también posee graves de la mezzo que es. Se valoró mucho la intención. Cerraron cuatro piezas en inglés: “Greeting” de Bernstein, “Leon away” de Scheer a capella -quizá lo más aplaudido- la preciosa tradicional “Shenandoah” y el “Somewhere over the Rainbow” de Arleen para “El mago de hoz”. Tres propinas cerraron un recital con el público pidiendo más. Sin duda una artista de las grandes. Una experiencia curiosa la de conciertos con mascarilla, bien triste, bien incómoda, con sólo un aspecto positivo: ni un móvil ni una tos. Un silencio hasta doloroso. Gonzalo Alonso