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Día de las escritoras: ¿por qué se pide leer solo a mujeres en octubre?

El mes de octubre, y en concreto el día 19, se convierte desde las redes sociales en un espacio de reivindicación unívoca y exclusivista de la mujer en las letras
Jesús Gómez FeriaLa Razón

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Desde el año 2016, cuando llega octubre se reactiva la iniciativa de un grupo de twitteras -tener presencia en redes elevado a definitorio del ser, a categoría casi profesional- para leer durante este mes tan solo a mujeres autoras y así visibilizarlas. Desde su página web y, por supuesto desde sus redes, se anima a “dar mayor visibilidad y apoyar la lectura de más autoras”. Lo de la calidad no se menciona. Lo determinante es el sexo. Leer solo autoras.
Los datos indican que son menos las autoras de libros que los autores publicados. De los inscritos en el ISBN en el año 2018, 34.183 son hombres -un 42,1%- y 17.801 -21,9%- son mujeres, según los datos del INE. Aquí no estaríamos teniendo en cuenta, claro, ni aquellos cuyo sexo no es conocido, por la razón que sea, ni los libros escritos por varios autores, ni los autoeditados sin ISBN. Pero la diferencia es evidente: hay el doble de autores que de autoras en el mercado. ¿Es el machismo el motivo? Se me ocurren un montón de razones, desde el talento individual de cada uno de los autores -sea cual sea su género-, a las motivaciones, esfuerzo, oportunidades, empeño, suerte… Incluso el machismo. Que no se diga.
Estos son los libros que se editan. Me interesa saber también los que se venden. Echo un vistazo a los libros más vendidos de una editorial internacional reconocidísima. De los 100 libros de ficción más vendidos en la última semana, 54 has sido escritos por hombres y 46 por mujeres. No parece una diferencia muy significativa. De no ficción, 66 han sido escritos por hombres y 19 por mujeres -el resto son de autor desconocido o varios autores-. En literatura romántica y en romántico-erótica, los 100 más leídos en ambas están escritos por mujeres. Señores, anímense.
Lo curioso de todo esto es que la mayoría de lectoras son mujeres. Entre los 35 y los 44 años, por ejemplo, el 73% de las mujeres son lectoras y los hombres lo son el 56%. Entre los 55 y los 64 años, aumenta la diferencia: el 77,5% de las mujeres lo son y solo el 48,4% de los hombres.
Con estos datos, se me ocurre la descabellada idea de que las mujeres y los hombres que escriben eligen sobre qué quieren escribir libremente -parece que los hombres escriben más no ficción y novela negra, y las mujeres más romántico-erótica y romántica- y luego, las mujeres y los hombres, eligen qué leer. Supongo yo que en base a sus aficiones, intereses, gustos e, incluso, calidad de la obra, referencias o recomendaciones. Llamadme ilusa, pero no me imagino a nadie -excepto a las twitteras octubreras- mirando figuradamente debajo de la ropa interior de cualquier escritor -genérico neutro, que en español coincide con el masculino- para decidir si le lee o no le lee.
Como no me quedo tranquila del todo, llamo por teléfono a una amiga mía, editora con muchos años de experiencia, y le pregunto sobre el tema. “Te prometo” me dice “que en toda mi carrera profesional no me había planteado jamás si quien escribe un libro es hombre o mujer”. “Un editor en lo que piensa es en que el libro se venda”, me asegura.
Por lo tanto, si escriben hombres y mujeres, si se editan el doble de libros de hombres que de mujeres,  si se venden más o menos por igual los libros de hombres que de mujeres -pese a ser editados más escritos por los primeros-, y las mujeres leen más que los hombres; entonces, digo, a lo mejor, podríamos decir que unos hacen su trabajo -escribir-, otros el suyo -decidir qué se publica- y luego los lectores -en su mayoría mujeres- deciden lo que desean leer de entre todo aquello que se le ofrece. ¿Te imaginas que el heteropatriarcado no tuviera la culpa de todo?