Muere el saxofonista y maestro del jazz español Pedro Iturralde
El compositor colaboró con la Orquesta Nacional de España y con la Orquesta Sinfónica de RTVE
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Ha muerto Pedro Iturralde. Saxofonista, clarinetista y compositor navarro de espíritu didáctico y virtuosismo incontestable, considerado uno de los pilares imprescindibles del jazz en España. Iturralde ha fallecido este domingo a los 91 años de edad, según ha informado Radio 5. Ejerció como profesor del Conservatorio de Madrid y colaborador de la Orquesta Sinfónica de RTVE y en 1992 recibió el premio a la Creación Musical, Literaria y Plástica de la Comunidad de Madrid. Con tan solo nueve años el municipio navarro natal de Falces presenció el temprano acercamiento de Iturralde con la música. El archivo de discos del director de la orquesta donde participó por primera vez, incluía nombres como los de Duke Ellington o Coleman Hawkins y la atracción del músico fue inmediata.
El maestro alternó a lo largo de su vida las tareas pedagógicas con la interpretación del jazz. En 1965, grabó el disco “Jazz Flamenco”, donde colaboró con el guitarrista Paco de Lucía y en 1968 colaboró con el pianista Hawpton Hawes para grabar, junto a su cuarteto, “Pedro Iturralde Quartet Featuring Hawpton Hawes”. No es hasta la década de los setenta cuando decidió dar el gran salto y trasladarse gracias a una beca a Estados Unidos para estudiar en el Berklee College of Music, ubicado en la ciudad de Boston. En su haber tiene, junto a Tete Montoliú (compañero de pasiones responsable junto con Iturralde del resurgimiento del jazz en territorio hispano), el privilegio de ser el único español que está incluido en el Gran Diccionario de Jazz de Larousse.
En 1972 le fue concedido el primer premio en un concurso de composición, en la ciudad de Mónaco, con la pieza “Like Coltrane” y seis años después repitió por segunda vez galardón en el Festival de Mónaco con la composición “Toy”. Iturralde colaboró con la Orquesta Nacional de España y con la Orquesta Sinfónica de RTVE, así como con la Orquesta de Cámara de Víctor Martín, al margen de sus actuaciones clásicas, a dúo, con el pianista Agustín Serrano.
En una entrevista concedida a este periódico tras recibir la Medalla de Honor de la SGAE, el músico explicaba cómo el saxofón se le llenaba de nicotina durante las noches en los clubes: “Si quieres que te diga la verdad, lo que me salvó la vida fue dejar de tocar por la noche. Porque un día fui al médico y me dijo que fumaba mucho. Y yo le contesté que no fumaba, pero claro, que tocaba en el club y todo el mundo estaba fumando. Resulta que era fumador pasivo pero es que aún más, respiraba por la boca al tocar y daba grandes inspiraciones. Se me impregnaba de nicotina el saxofón. De haber seguido así, habría muerto. Lo cambié por el conservatorio durante 15 años, me mudé a las afueras y empecé a andar en bicicleta”.
También mencionada Iturralde cómo el obcecamiento que llevan aparejadas las pasiones colocó sus manos alrededor de un saxo: “Deseé el saxo con todas mis fuerzas y yo era muy terco. Me enseñaron solfeo en la banda, y antes de tocar me dejaron la boquilla para ir aprendiendo a hacer la embocadura. Y así es como un buen día me dejaron tocar unas notas nada más. Al poco, a mi padre le paraban por la calle porque cada semana yo avanzaba y le decían que era un fenómeno. Pero él me advertía que la música no era una profesión, que eso no era para vivir”.
Asimismo, destacaron sus apariciones junto al Cuarteto de Saxofones, con el que grabó el disco “Sax a Pel”, en 1994; o junto al L’Ensemble de Saxofones de Lyon. El cine también sintió su abrazo en forma de nota musical tras su participación como compositor de bandas sonoras en películas como “Nuevas amistades”, de Ramón Comas o cintas de Fernando Fernán Gómez como “Mayores con reparos” y la extraordinaria “El viaje a ninguna parte”. El próximo 23 de noviembre tenía programado un concierto en la sala Galileo Galilei, enmarcado dentro del Festival Internacional de Jazz de Madrid. Desgraciadamente cabe conformarse con la delicada actuación que ofreció en el madrileño Café Central hace unos años. Un hombre que solo cuando tocaba, era capaz de olvidarse de la edad que tenía.