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Entramos a un Coliseo desierto, cerrado por la pandemia

Y recordamos una parte de su historia de la mano de su directora Alfonsina Russo

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¿Por qué después de visitar el Coliseo no se recuerdan algunos detalles? Los selfies no faltan pero se retiene poco de su historia.
Cuando se accede al interior del Coliseo y a los monumentos romanos, el subidón de adrenalina es tal, que impide concentrarse en los datos básicos, generalmente el primer impulso es fotografiar cada piedra, sin olvidarse de los selfies lógicamente, hacer el recorrido “escuchando al guía” o repasando lo investigado, pero en ocasiones al abandonar el monumento, poco es lo que se recuerdan los detalles básicos históricos. Un embajador, destinado en Roma y avido de ampliar sus ya enormes conocimientos, me comentó con acierto “Es un error visitar los monumentos y pretender recordar los nombres de los protagonistas con fechas y sus detalles. Roma es inacabable, mi recomendación es ir monumento por monumento, tema por tema, personaje por personaje, elegir dos o tres detalles básicos, reposarlos y continuar” Siguiendo su consejo, le pedí a la directora del Coliseo, que nos contara eso, detalles básicos.
Sumergirse en la maraña de Internet y buscar información es lo normal. Si buscamos en Google “Coliseo” aparecen once millones ochocientos mil referencias, entre las cuales es fácil perderse. Vayamos a los cimientos, su construcción, los materiales utilizados, aquellas torres de mármol colocadas alrededor del ruedo y su uso, el protocolo para colocar al público, lo que veía el emperador desde su sitio y cuándo se dejaron de celebrar aquellos espectáculos.
En un Coliseo cerrado a cal y canto a causa de la pandemia, recorrer a solas sus muros estremece. Estamos viviendo un momento en el cual, sin prisas, sin ansia y con un silencio insólito, podemos analizar minúsculos detalles que antes, en aquel frenético ir y venir de turistas en uno de los monumento más visitados del mundo, era imposible. Su Directora Alfonsina Russo cuenta a La Razón en el encuentro que mantuvimos a solas, una parte de la historia del monumento.
La cita fue en la Vía Sacra, en el Arco de Tito. El entorno no podía ser más evocador para charlar con la señora Russo, justo delante de la representación de las dos escenas del acontecimiento decisivo de la primera guerra judeo- romana del año ’70 que conmemoran las victorias en Judea del Emperador Tito en el que ostenta el botín con el que se construyó el Coliseo Romano. En un próximo artículo, iré a los detalles sobre estas representaciones esculpidas en las paredes laterales del arco.
Detalles de la construcción del “Anfiteatro Flavio”
Alfonsina Russo :”El Coliseo fue construido en solo 9 años. Para realizar semejante obra se contrataron a cuatro constructoras que trabajaron simultáneamente. La Obra comenzó en el año 71 dC. después de la conquista de Jerusalén y con el botín de la guerra se construyó el “Gran Anfiteatro Flavio”.
Se realizó con travertino procedente de las cuevas de Tívoli, es el material de la parte externa del monumento y para el interior se transportó tufo de las cavas del río Aniene y el resto a base de ladrillos. Fue construido con una serie de arcos encuadrados en pilares de dónde salen las columnas. El mármol, proveniente de Grecia, revestía solamente las zonas más nobles como la tribuna imperial ubicada en la parte meridional del eje menor del anfiteatro y en el cuarto corredor que ocupaban las personalidades mas importantes como por ejemplo los senadores. Estos asientos estaban ubicados alrededor del ruedo.
¿Cual era la función de los trípodes de mármol blanco colocados a lo largo del ruedo?
“Eran dos esencialmente, una para quemar esencias y la otra era el sitio en donde se colocaba arena con la que se limpiaban las manos los que trabajaban en el ruedo. Era un grupo de esclavos y sirvientes que trabajaban durante los juegos”
¿Qué capacidad tenía y quienes se ocupaban del protocolo?
“La capacidad del Coliseo era de setenta mil espectadores. La entrada era gratuita. Los asistentes ostentaban cada uno su credencial y en ella venía señalado su asiento. Son ochenta los accesos al recinto de los cuales setenta y seis, eran utilizados por los espectadores comunes en las tribunas generales y los cuatro restantes las autoridades y personalidades”.
Los juegos vistos por el Emperador
“El Emperador desde su lugar de honor disfrutaba de las mejores vistas”. El programa se desarrollaba de la siguiente manera, el espectáculo arrancaba a primeras horas de la mañana con las venatio - (venationes) - así se denominaban los juegos en el que intervenían animales exóticos y salvajes-. “Las Ludus Matutinus fueron instituidas por el emperador Domiciano. Las venationes tenían lugar por la mañana, justo a partir del alba. A los participantes se les conocía como venatores o bestiari y en la exhibición actuaban con fieras domesticadas como las panteras, los leones, los tigres y los elefantes. Cada grupo de animales hacía un espectáculo diferente, ya sea que fuera compuesto de acrobacias o arrastrando un carro. Existía también un show con las fieras depositando liebres en el suelo para hacerles daño o el de los tigres que lamían a su domador y el de los elefantes que se inclinaban delante del emperador. El espectáculo incluía el duelo a muerte entre fieras feroces y los cazadores que gozaban de una gran reputación casi igual a la de los gladiadores . La participación de los gladiadores era el plato fuerte del día. Iban armados con cuchillos o venablos. Los cazadores solían ser procedentes de Africa y los condenados por las bestias que pagaban sus culpas muriendo entre las garras de las fieras-.
¿Cuántos emperadores han presidido los espectáculos en el Coliseo?
“Podemos pensar que todos los emperadores desde la época de Tito, aunque las fuentes indican que también Vespasiano organizó algunos juegos en el anfiteatro antes de la gran inauguración. Marco Valerio Marziale en su libro Spectaculis, cuenta como se desarrolló la gran inauguración con Tito que según subraya, tuvo una duración de cien días, participaron cinco mil velve que estuvieron implicados en los juegos con los gladiadores y las venationes (venatio) . Sabemos que Traiano fue jurado en los juegos así como Valentiniano y Giordano III. Las fuentes citan a algunos emperadores . Podemos imaginar que todos los emperadores organizaron espectáculos en el anfiteatro Flavio hasta que fue abandonado .
¿En qué año se suspendieron los eventos?
“Las fuentes dicen que los últimos juegos y venationes (venatio) , siempre cazas con animales feroces, fieras que en su mayoría habían sido capturadas en África, fue en el año 523 d.C. hablamos del siglo VI., posteriormente el anfiteatro fue abandonado. Antes de esto sufrió terremotos e incendios, por los tanto sabemos que la fecha final fue ese año”.

En el Coliseo a solas

Durante el recorrido en el Coliseo que cerró sus puertas el 5 de noviembre a causa del COVID, la arqueóloga Federica Rinaldi me sugirió una fórmula de cómo observar el monumento.
La primera parada fue en la zona del museo, visita obligada antes de salir al anfiteatro. El area de la exposición que recorre el pasillo interior del anfiteatro, y eligiendo los temas que nos contó su directora, muy cerca del acceso, hay que detenerse delante de una de las columnas de mármol que en su momento estuvo dispuesta cerca del ruedo para quemar aromatizantes o que portó seguramente arena para la limpieza de los asistentes. A continuación nos detuvimos delante de las imágenes que muestran claramente la disposición de los asientos. Dibujos de las tribunas y en una de ellas, la representación del público asistente en un espectáculo. Posteriormente analizamos el epigrafe esculpido en el dintel de mármol con motivo de la inauguración. La arqueóloga Rinaldi, subrayó la importancia de analizar esta pieza en la que un epigrafista alemán descubrió el texto original gracias a los huecos que se observan en el mármol. Esta pieza que es fundamental para estudiar el Coliseo, fue encontrada durante las excavaciones que se llevaron a cabo en el subsuelo en 1813. La inscripción conmemora la restauración de la planta baja, del podio y de las gradas que habían sido dañadas durante el terremoto del ’443.
La imagen más antigua que se conoce del Coliseo
Este alto en el museo en fundamental, en uno de los paneles figuran tres monedas, la primera es un sestercio que seguramente el emperador Tito mandó hacer para conmemorar la inauguración del anfiteatro en el año ’80.
(El sestercio es una antigua moneda romana de plata, cuyo valor equivalía a un cuarto de denario, a la centésima parte de un áureo, y a dos ases y medio) La siguiente moneda con la imagen representando el momento en el que se estaba desarrollando un espectáculo de gladiadores en el ruedo que la mandó fabricar Alejandro Severo en el ’222 y la tercera de Giordano III en el ano 238 en donde aparece el Emperador en relieve el público y los animales en acción.
El esqueleto del Coliseo
Salimos al anfiteatro desde el piso superior. Mirando de frente, hay que dirigir la mirada a lo más alto del muro. Se observa claramente que el último tramo fue reconstruido utilizando materiales diferentes a la obra original. Estos trozos de piedra que no tiene nada que ver con el conjunto de la estructura, ayuda descubrir que el Coliseo ha sido “reparado o reconstruido en infinidad de ocasiones” Rinaldi subraya: “tenemos que darnos cuenta que lo que estamos viendo del Coliseo es su esqueleto, una estructura a la que le falta la piel”