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Teatro

Crítica

“Conservando memoria”: La majestad de nuestros abuelos ★★★★☆

Izaskun Fernández recuerda a sus abuelos en "Conservando memoria"
Izaskun Fernández recuerda a sus abuelos en "Conservando memoria"Clara LarreaEl Patio Teatro/CDN

Autores y directores: Izaskun Fernández y Julián Sáenz-López. Intérprete: Izaskun Fernández. Teatro María Guerrero (Sala de la Princesa), Madrid. Hasta el domingo.

Sin la repercusión que merecería por su calidad, se está representando estos días en el Centro Dramático Nacional esta breve, tierna y original función que cabría encuadrar dentro del género del teatro de objetos, aunque también el texto tenga importancia en la concepción y estructura de la pieza. Ideado por la compañía El Patio Teatro, “Conservando memoria” es un montaje de envoltorio sencillo, y a la vez imaginativo, en cuyo fondo el público encontrará sin dificultad un bonito homenaje al paso sereno y silencioso de nuestros mayores por la tierra que habitamos, y a la hermosa huella que han dejado en ella, y en nosotros mismos, sin que siquiera hayamos sido capaces muchas veces de advertirla, de reconocerla y de admirarla.

Colocada tras el pequeño mostrador de lo que tal vez podría ser un antiguo colmado de pueblo, rodeada de tarros y frascos donde guarda desperdigados –creando una preciosa metáfora visual– los recuerdos que tiene de sus antepasados, Izaskun Fernández le cuenta al espectador la historia de su familia; una historia que probablemente se parezca a la de muchas otras familias cualesquiera, y en la que no falta la fabulación –como ocurre en todas– para rellenar las grietas que han abierto el tiempo y el olvido.

Ilustrada musicalmente con boleros clásicos muy oportunos y reveladores, la simpática narración, en la que se cuelan algunas certeras reflexiones –expresadas con buen pulso literario– en torno a la fragilidad de la memoria, o al obligatorio paso que hacen los recuerdos por el corazón cuando quieren ser evocados, está de principio a fin acompañada en el lenguaje escénico, y este es el gran valor teatral del espectáculo, de bonitas imágenes creadas a partir de la diestra y poética manipulación que hace la actriz de algunos elementos tan sencillos como nueces, especias, sal, miniaturas fotográficas o algunas de esas variopintas figuritas de bulto que otrora servían de adorno en los hogares.

Lo mejor
La función está concebida con gusto y sensibilidad, y con la concisión que falta hoy en muchísimos espectáculos.
Lo peor
Que el montaje, uno de los mejores en lo que llevamos de temporada en el CDN, esté pasando casi inadvertido.