““Un hombre acabado” no es grandilocuente, sino directamente grande”
Para el escritor, Giovanni Papini forma parte de su ADN, de la misma manera que la ciudad que le inspiró a escribir “Contra Florencia”
Creada:
Última actualización:
Pasear por Florencia abruma. Por sus magníficos monumentos que, antes de la pandemia, miles de turistas captaban con sus cámaras de fotos. Pero, sobre todo, por la cantidad inabarcable de arte tallada en cada esquina y que solo los ojos curiosos perciben. Esta ciudad italiana es la segunda casa de Mario Colleoni, historiador del arte y autor de “Contra Florencia” (La línea del horizonte). “No es un manifiesto contra la ciudad, sino en contra de lo que hoy se ha convertido, contra lo que se ha malversado y contra el uso y el abuso de su historia, arte y patrimonio”, explica. Y confiesa que, además de su propia experiencia, hay un libro que ha sido fundamental para escribir su obra: “Un hombre acabado”, de Giovanni Papini.
–¿Por qué?
–Es piedra capital en mi libro y en mi vida. Soy especialista en el Renacimiento y cuando me fui a estudiar a Florencia empecé a conocer mucha bibliografía. En un trabajo para la facultad, encontré un volumen de Papini y le puse una chincheta. Cuando descubrí su obra literaria fue como una explosión.
–¿Cómo le ha influido?
–Sobre todo, en la forma de mirar. Es un libro rotundo, con una voz muy poderosa y muchos matices, que a la vez no pierden fuerza y no lo hacen complejo. La primera edición es de 1913 y, claro, es un mundo diferente al que vivimos. Lo escribió en Florencia, a modo de autobiografía, con 30 y pocos años.
–¿Cómo se relaciona su Florencia con la de Papini?
–Él tiene una mirada cargada de amor y también despiadada, porque fue muy crítico con su actualidad. El momento histórico que vivió fue ácido en muchos sentidos. Pero, a la vez, también estaba lleno de admiración por lo que estaba viviendo. A mí me ha influido en la forma en la que planteé el libro, también como una crítica. De ahí el título, «Contra Florencia». No hago un manifiesto contra la ciudad, sino contra el uso y el abuso que se hace de su historia, su arte y su patrimonio.
–¿Se refiere al turismo masificado?
–Más o menos. Básicamente, el libro pretende detener esa máquina atroz que se llama turismo de masas. Es una especie de autobiografía emocional de una ciudad que llevo en el ADN. Cada vez que vuelvo, me doy cuenta de que hay una malversación no solo política, sino también cultural. Que mucha gente consume las mismas cosas pero no presta atención a los pequeños detalles que podrían cambiarles la vida. No es tanto por el asfixie del turismo, sino por el olvido que se ha hecho de su herencia cultural, artística e incluso política. Florencia, para mí, es de todo menos una atracción de feria.
–Como lector, ¿qué le ha descubierto la obra de Papini?
–Va a ser redundante, pero su mirada, que al final arrastra a su forma de escribir. Para mí, ha sido la fortaleza, la claridad, ya no tanto la espontaneidad, pero sí su cierto tremendismo. Si lo lee, verá que juega un poco con la gigantomaquia, le gustan las cosas grandes y habla a lo grande. A algunas personas les puede parecer grandilocuente, pero eso no es lo que él tiene, sino grandeza directamente. Entonces, a mí, ese afán y esa aspiración por ser una voz fuerte, vigorosa, que no dudaba, me ha influido tanto a la hora de leer como a la de escribir.
–¿A quién se lo recomienda?
–A todos los que estén empachados de tanta posmodernidad.