José María Merino: «Vivimos un momento de escaso sentido común»
El escritor sostiene que «las catástrofes, relatadas con un punto humorístico, son más asumibles»
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José María Merino ha reunido en «Noticias del Antropoceno» (Alfaguara) unos cuentos dotados de humor y de conciencia, dos aristas de difícil articulación, para abordar el cambio climático. Cuando el autor ronda los ochenta años, examina «el futuro colectivo, el futuro del planeta» con la perspectiva que da la edad y el conocimiento de quien ya ha visto muchos horizontes. «Una de las invenciones del pensamiento simbólico es la ficción porque nos ayuda a descifrar la realidad. Sin ficción no sabríamos lo que nos pasa. Ella nos ayuda a descubrir los sentimientos y a acomodarnos a la realidad».
–Acude al humor para tocar un tema muy serio.
–Las catástrofes, relatadas con un punto humorístico, son más asumibles y más interesantes. Cervantes habla de cosas importantes en «El Quijote», pero apoyándose en la risa. El humor nos ayuda a ver las cosas terribles con una mayor distancia.
–En uno de sus relatos, Dios está defraudado con nosotros.
–(Risas). Pienso que sí lo está. Su dimisión frente al desastre a la que se está dirigiendo la especie humana es una manera de mirar desde otro ángulo este tema.
–¿Somos un proyecto fallido?
–Es tentador pensarlo. La verdad, desde la altura de los años, te preguntas cómo es posible que en el siglo XXI, con las grandes tecnologías y los profundos avances en materia científica, seamos tan avariciosos y crueles para no paliar el cambio climático. ¿Qué clase de especie somos? Esto me desanima mucho. El ser humano, teniendo cosas estupendas, también tiene muchas malas. No sé a dónde va.
–¿Padecemos de una gran falta de conciencia?
–Sin duda. Heredamos de todo, menos la moral. Cada generación debe aprender a comportarse. Tenemos que luchar contra la avaricia y el egoísmo. Fíjese en la pobreza. Estamos creciendo de una manera desproporcionada y esto no lo hemos resuelto.
–La sociedad actual tampoco ayuda demasiado.
–Nos hemos metido en la dinámica del consumismo que solo es beneficiosa para unos cuantos, que únicamente hace la vida más fácil a unos pocos. Debemos recapacitar hacia dónde nos puede llevar esta actitud. Debe ser una reflexión de alto nivel. Esto no lo resuelve la literatura, si no las decisiones políticas.
–Hay quien aún niega el cambio climático.
–Esto demuestra el mundo absurdo en que vivimos. El poco sentido y la poca cabeza que existe en todo. Con la pandemia, hemos visto a un montón de gente en la calle. Estamos atravesando un singular momento de escaso sentido común. Además, existe tanta manipulación: solo hay que escuchar a esos que todavía defienden que la vacuna es un timo... Este juego de falsas verdades en los medios de comunicación hace que la gente dude de todo y que nadie se tome una noticia en serio. Vivimos una cultura empapada en esto. La comunicación más maravillosa, a la vez, puede ser un veneno. Reduciendo el lenguaje, empleando emoticonos y usando menos palabras se pierde riqueza comunicativa. Esto hace que también estemos peor informados que hace años.
–¿Le han defraudado los políticos durante la pandemia?
–Francamente, el comportamiento de los políticos ha sido muy decepcionante durante esta crisis. Sobre todo, en estos momentos tan extremos. Que el adversario ahora sea un enemigo... si lo tratas así es imposible la conversación y el encuentro. Esta enemistad es muy deprimente y muy mala para la democracia.
–¿Qué pasará con el cambio climático?
–Los científicos dicen que ya es irreversible. Cuanto más contaminemos, más lo alargaremos. Podríamos procurar que fuera más despacio, pero hay que poner a todos los países de acuerdo y tomar medidas drásticas.