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Patrimonio

La baguette, ¿patrimonio de la Unesco?

Igual que se ya ha reivindicado la dieta mediterránea y platos de México y Corea, los panaderos franceses piden que su tradicional barra de pan se integre en esa lista al ser un símbolo francés

Las panaderías deberán reducir la cantidad de sal en el pan alrededor de un 20 por ciento
Las panaderías deberán reducir la cantidad de sal en el pan alrededor de un 20 por cientoIAN LANGSDONEFE

Cuando se habla de Francia enseguida vienen tres cosas a la cabeza: la Torre Eiffel, el croissant y la baguette. El país galo, que siempre ha sabido vender sus productos como si fueran una cultura no perteneciera solo a su nación, sino del mundo entero, quiere que la Unesco, que hasta finales de 2022 no tomará ninguna decisión al respecto, canonice la baguette como Patrimonio Inmaterial, como informa el diario francés Le Monde. En España, que tenemos productos de enorme calidad pero nos cuesta convertirlos en referencia internacional, solo tenemos un caso parecido: el pan de Cea, en Galicia, que disfruta de denominación de origen.

La batalla por subrayar las contribuciones culturales de cada nación hace tiempo que ha superado el legado arqueológico, monumental y artístico, y se extiende por otras laderas. El folclore, por tradicional, se ha reivindicado, quizá con justicia, pero, en un mundo donde la comida es gastronomía y los cocineros han pasado a denominarse restauradores, era inevitable que los productos alimenticios dieran un salto cualitativo en su respeto. Ya no es suficiente que disfruten de su característica denominación de origen. Ahora deben ser también patrimonio inmaterial.

Esto empezó en 2008. Fue una iniciativa de la Unesco, que pretendía subrayar lo que tienen estos platos y alimentos tradicionales de artesanales y, de paso, poner en valor los productos que contienen. De hecho, ya existen varios que cuentan con esta particular bendición, entre ellas la galletas de jengibre (sí, la misma que aparece como personaje en la película “Shrek”), el Kimchi, que proviene de Corea, el cuscús, el café turco, algunas recetas de la cocina mexicana y la dieta mediterránea, una de las más sanas que existen, según los médicos. Todos unos antecedentes que, en realidad, hablan de imprimir un marchamo de relevancia a lo que comemos. Ahora se pretende ampliar esa nómina.

Lo cierto es que la baguette, como menciona el rotativo francés, tenía dos competidores que también puede hacer recapacitar: los característicos tejados de zinc que rematan los edificios parisinos y una reunión vinícola de Arbois. Ahora la confederación de panaderos de Francia ha solicitado que esta barra alargada, tan conocida en el planeta, se califique como patrimonio mundial al ser un símbolo característico de la cultura francesa. La solicitud no es casual. Se hace justamente en un momento en que las grandes cadenas de panaderías se están adueñando de las calles y la panadería artesanal de todos los tiempos está en retroceso en los barrios.