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El verano que “La Macarena” llegó más alto que Rosalía y se coló en la Super Bowl

Hace 25 años la pegadiza canción alcanzó el «número uno» para convertirse en un éxito mundial. La explosión fue tal que Los del Rio actuaron en la Superbowl de 1997, un evento reservado a Springsteen o Michael Jackson
Antonio Romero Monge y Rafael Ruiz Perdigones, "Los del Río", padres de "La Macarena"
OSCAR GALLARDOEFE
La Razón
  • Alberto Bravo

    Alberto Bravo

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Para unos es lo más friki que ha ocurrido en la historia de la música mientras otros ensalzan el suceso como una muestra de que en el «show business» cualquier cosa puede suceder. Aquello ocurrió en el verano de 1996 y sigue siendo un acontecimiento realmente singular. O cómo una canción pachanguera acabó convirtiéndose en el tema más cantado (¡y bailado!) en Estados Unidos y el mundo entero. La historia de «La Macarena» hay que situarla en realidad cuatro años antes. El germen del terremoto fue la Navidad de 1992. Pero no en España, sino en la lejana Caracas. La pareja sevillana se encontraba por allí ganándose la vida y una noche Antonio Romero y Rafa Ruiz Perdiguero (Los del Río) abrazaron la noche y vieron a una muchacha que bailaba estupendamente. Romero comenzó a rasguear su guitarra e improvisar a lo machote español: «Dale alegría a tu cuerpo, Magdalena, que tu cuerpo es para darle alegría y cosas buenas». Terminada la fiesta, Los del Río se fueron al hotel. Esa misma noche Antonio terminó la letra y a la mañana siguiente ambos la cantaron con entusiasmo. Tenían entre manos lo que siempre se llamó «un pelotazo», una canción que ensalzaba la diversión y la alegría por encima de todo con letra tonta y ritmo atrayente. Ellos estaban convencidos de que funcionaría, pero nunca imaginaron a qué nivel.
Pelotazo en la Feria de Abril
De vuelta a España, se produjo un único retoque. Magdalena, el nombre elegido para rimar con «cosa buena», se cambiaría por el de la hija de Antonio, Macarena, y de ahí al estudio. Para entonces, el dúo no tenía ninguna grabación notoria y sobre todo se dedicaba a actuar en fiestas privadas para ricos de Madrid y Marbella. Necesitaban un tema atractivo para la Feria de Abril de 1993 y «La Macarena» parecía interesante para adornar la fiesta entre licores, olor a fritanga y bailes vacilantes. La pusieron por primera vez en un puesto a medio montar y al minuto se montó la juerga. Los del Río pidieron al personal que cuando cantaban lo de «¡Eeeh, Macarena!» respondieran brazos en alto con un «¡Aaaaaaaay!» atronador y la coreografía ya estaba servida. Aquello se vio por televisión y fue el comienzo de un cañón que les convertiría en multimillonarios.
En esa Feria de Abril no sonaba otra cosa. La canción se ponía en bucle. Fue un impulso definitivo hacia los meses estivales, en los que La Macarena se convertiría en la canción del verano por excelencia. Los del Río y la compañía de discos tuvieron la visión de ir a por todas. Es decir, hacer las Américas. El dúo pasó de actuar en pequeñas reuniones a estadios de 10.000 personas. «La Macarena» podía sonar dos o tres veces por actuación, tal era el clamor. ¿Pero por qué quedarse ahí? «¡A por el mercado anglosajón!», se dijeron. El triple salto mortal sin red.
La gran explosión
Para 1996, la discográfica expondría la brillante idea de encargar un nuevo remix de la canción, lo que tendría un efecto doble: renovar los oídos del oyente castellano-parlante y penetrar en el mercado internacional. El resultado sería increíble: nuevo número uno en España y otros países junto con una progresiva escalada en el Billboard americano. Superestrellas como Celine Dion, Mariah Carey, Toni Braxton o George Michael asistían perplejas a cómo una canción de ritmo rumbero-pachanguero y cantada por dos hombres con aroma a naftalina iba trepando posiciones hasta, oh cielos, alcanzar el número uno. Y ahí se instalaría durante 14 semanas consecutivas para convertirse en el séptimo mayor éxito de toda la historia de las listas estadounidenses. Batieron el récord de personas bailándola en el Yankee Stadium, como se ve en el siguiente vídeo.
La tierra de las oportunidades enloqueció con «La Macarena». Literalmente. En los Juegos Olímpicos de Atlanta, de 1996, las gimnastas estadounidenses se despidieron del ritmo de «La Macarena» e incluso Bill Clinton lo utilizó en la campaña electoral que finalmente desembocaría con su reelección en noviembre de 1996. Su gabinete fue realmente muy inteligente al usar para su beneficio una canción que venía arrasando desde México y conectaba con el sentir latino. Y Clinton, tan profesional él, se aprendió hasta la coreografía. Por entonces, los demócratas ni siquiera recordaban lo que era ganar en el sur de Estados Unidos y se puede decir que «La Macarena» les dio el empujón que necesitaban.
La explosión de popularidad fue tal que en enero de 1997, Los del Río actuaron en la Super Bowl, que ese año se celebró en la sureña Nueva Orleans. Aquel era un espectáculo solo reservado a las mayores estrellas, gente como Michael Jackson, Bruce Springsteen, Paul McCartney o U2. Y por ahí se coló el singular dúo sevillano con esa improbable canción con esta delirante letra: «But don’t you worry about my boyfriend / He’s a boy whose name is Vitorino / I don’t want him / Couldn’t stand him / He was no good so I». O lo que es lo mismo: «Pero no te preocupes por mi novio / Es un chico que se llama Vitorino / No lo quiero / No podía soportarlo / El no era bueno así que yo (aaaaaaay)». Claro, aquello de «Macarena sueña con El Corte Inglés» no se acababa de entender muy bien por allí. En aquella Super Bowl acabaron bailando la cosa miles de personas en el estadio, incluidos jugadores, y varios millones a través de la televisión. Poco después, Los del Río llegaron a dar la mano al mismísimo Papa.
La Macarena protagonizó un suceso insólito para el que todavía hoy no existe mucha explicación. Una década después del éxito la canción seguía generando más de 60 millones de euros de beneficios por derechos de autor. Pero también otros muchos se enriquecieron con ella porque los derechos editoriales pertenecían a varios. El sencillo vendió más de 14 millones de copias, cuatro en EE UU, para convertirse en la canción española más exitosa a nivel mundial. Y todavía se puede seguir escuchando en películas y sintonías en cualquiera de las 20 versiones disponibles. La pareja supo gestionar con relativa normalidad aquel tremendo éxito internacional. No volvieron a componer ni cantar ningún gran éxito más, pero tampoco se volvieron locos ni hicieron el ridículo, como tantas otras veces ha sucedido. Se limitaron a trabajar muchísimo aquellos años y a recoger todo lo que iba cayendo, que fue mucho. Hoy, sueñan con celebrar el 60 aniversario de su carrera, que podría llegar en cualquier momento. En 1962 se juntaron, en 1963 se subieron a un escenario y en 1964 se sacaron el carnet de artistas. Porque sí, hay que ser muy artista para hacerse multimillonario con una canción como «La Macarena».

Hasta Michael Jackson quiso “La Macarena”

Cuenta la leyenda, y no lo desmienten los propios interesados, que hubo un tiempo en el que Michael Jackson se obsesionó con «La Macarena” y que incluso quiso grabarla a su manera y con su propio coreografía. Eso ocurrió cuando el artista estadounidense estaba en la cima del mundo y se desconocía el tipo de monstruo que en realidad era. Es cierto que «La Macarena» sonaba antes de muchos de sus conciertos. Al parecer, los abogados de «Jacko» contactaron con la oficina de Los del Río y aseguraron que tenían muchas ganas de trabajar con ellos. O más concretamente con su canción. Hacer una nueva versión con una nueva remezcla. Se habló incluso de concertar una reunión en Estados Unidos, algo que se fue aplazando a medida que Michael Jackson comenzaba a dar síntomas de declive por múltiples razones. Como el exceso de barbitúricos. Y llegó un momento en el que se dejaron de atender las llamas desde España y «La Macarena» no viajó finalmente a la mansión de Neverland. Pensar hoy en esa canción pasada por el barniz de Michael Jackson propicia escalofríos de niveles épicos.