Georges Simenon rejuvenece a la búsqueda de nuevos lectores

El último día de 1938, un entusiasmado André Gide se ponía en contacto con Georges Simenon para decirle que «cuando escribe, usted se guía por uno de los más seguros y mejor educados instintos: la precisión de sus apuntes, el tono de los diálogos, las más mínimas palabras; y nada de redundancia inútil». Esas siguen siendo algunas de las principales claves para adentrarse en el universo literario del padre del comisario Maigret, un autor que busca ahora nuevos lectores.

Eso es lo que ha hecho que dos editoriales, Acantilado y Anagrama, unan fuerzas para comenzar la publicación de una colección con algunos de los mejores títulos de la extensísima producción del escritor belga. En esta primera entrega los títulos escogidos son «Tres habitaciones en Manhattan», «El fondo de la botella» y «Maigret duda», una de las andanzas del célebre comisario. Según las editoras de estos dos sellos, Sandra Ollo y Silvia Sesé, la intención es aproximar un autor de primer nivel a los lectores más jóvenes, mientras subrayan que las novelas de Simenon siguen siendo «muy modernas y actuales. Es un autor para aprender a escribir que con poquito te ofrece un perfil completo».

Esta primera salida a las librerías estará formada por un total de ocho títulos, con la esperanza de llegar a más y sin caer en la tentación de hacer una obra completa de Georges Simenon, algo que resulta prácticamente imposible debido a la ingente obra de un clásico moderno, de alguien que supo narrar como nadie los claroscuros de la vida, ya sea por obra y gracia de su detective o en libros tan excepcionales como «El alcalde de Furnes» o «La habitación azul». La nueva vida editorial de Simenon coincide además con el rodaje estos días en París de «Maigret et la jeune morte», una adaptación de las aventuras del detective y «alter ego» del escritor que, bajo la dirección de Patrice Leconte, interpreta Gérard Depardieu.

Dar una orientación más literaria a Simenon es ponerlo a la altura de aquellos que nunca han ocultado su admiración por un autor singular y con un inmenso atractivo en cada uno de sus libros. Porque Roberto Calasso, André Gide, Federico Fellini, Antonio Muñoz Molina o Josep Pla siempre hicieron campaña a favor de un gigante que necesita lectores nuevos. Simenon no se acaba nunca, ya sea escribiendo sobre nuestras propias contradicciones, acercándonos a un espejo en el que en ocasiones vernos no nos hace sentir cómodos o, simplemente, degustando uno de los buenos platos que Madame Maigret sirve a su marido, el comisario Jules Maigret.