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Muere Nélida Piñón, epopeya de la lengua

La escritora, hija de padres de ascendencia gallega, fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2005
XOÁN REY(EPA) EFE
La Razón
  • Diego Gándara

    Diego Gándara

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Con la muerte de la escritora Nélida Piñón, la literatura brasileña se queda un poco más huérfana, aunque su profusa obra, compuesta por vastos libros de ensayos, de cuentos y de novela, perdurará en la sangre literaria de algunas escritores que han sabido recoger su enorme legado, como por ejemplo, entre algunas otras, Ana Paula Maia.
Aunque la obra de Nélida Piñón empezó a ser considerada por la crítica seria y a ser leída por el gran público a partir de 1994 con la edición de «La república de los sueños», una novela monumental con mucho de biográfico y con bastante de imaginación sobre sus antepasados gallegos, lo cierto es que Nélida Piñón ya venía trazando su propio camino literario con libros como «El tiempo de las frutas» o «La fuerza del destino», que la situaron como una de las autoras brasileñas más importantes de los años setenta.
Mujer de espíritu noble y valiente y de corazón sensible para captar los movimientos de los seres humanos a través del mundo y del poder redentor de la lengua y de la literatura, además de haber sido la primera brasileña en recibir los principales premios de la literatura iberoamericana como el Juan Rulfo y de haber sido, también, la primera mujer en presidir la Academia Brasileña de las Letras, siempre se ha caracterizado por mostrarse con una sinceridad a corazón abierto. Así lo ha hecho, básicamente, en sus más de veinticinco libros, en los cuales, por un lado, ha meditado sobre su lugar como escritora en el mundo y sobre el lugar, también, de la escritura en su propia vida. En ese sentido, tanto a través de la ficción como a través del ensayo, Nélida Piñón le ha tomado el pulso a las historias de vida, propias y ajenas, y al devenir constante de los días. Todo, además, con la lengua, con la palabra, como guía.
«Es que la lengua es una maravilla –dijo Nélida Piñón alguna vez–. Es uno de los más refinados inventos humanos. Una puede imaginar de dónde vino cada palabra, puede intuir la carencia, la miseria, la oscuridad, la necesidad dramática de designarlo todo».
Esa sinceridad, en todo caso, y esa relación con la lengua, Nélida Piñón la ha plasmado en obras más abiertamente personales, como «Una lágrima furtiva», una suerte de diario íntimo y luminoso en el que ofrece retazos de su biografía y reflexiones sobre su mundo privado, sus orígenes, su familia, sus raíces, o «La épica del corazón», donde la ganadora del Premio Príncipe de Asturias 2006 se acerca a su entorno más cercano (las calles de Río de Janeiro, las viejas costumbres, la cultura, todo un universo de colores y tradición) a través de breves y hermosas misceláneas sobre la vida cotidiana.
Sin embargo, siempre perdurará en la memoria de sus lectores, esa obra maestra llamada «La república de los sueños». Esa república ficticia que no es otra que Brasil, el país que recibió a sus padres procedentes de Pontevedra y que Nélida Piñón recrea con fina mano narrativa. Una mano hecha de emociones, de esperanzas, de desarraigos, y en la que tienen cabida tanto los sueños como las pesadillas, los éxitos como las decepciones, todo eso que hace a los seres humanos más humanos y los hace vivir cualquier epopeya con la épica de un corazón.

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