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Parque Güell: el sueño arquitectónico que compartió Gaudí

En 1900, el empresario Eusebi Güell propuso a Antoni Gaudí la idea de construir este complejo arquitectónico, uno de los más fundamentales de su carrera artística
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La capacidad de relacionar un material determinado con el atractivo de un paisaje es algo que Antoni Gaudí siempre llevó por bandera. El arquitecto -murió un 10 de junio de 1926, tras ser tres días antes atropellado por un tranvía-, máximo representante del modernismo catalán, estudió a fondo las calles, elevaciones y estructura de Barcelona para dar forma a monumentos que hacen de él icono fundamental de las calles de la capital catalana. Su sello se distribuye a lo largo y ancho de la ciudad, y un reconocido ejemplo de ello es el Parque Güell, proyecto que no solo fue responsabilidad del autor de la casa Batlló. Este complejo nació en 1900, a partir de un sueño compartido entre Gaudí y el empresario Eusebi Güell. Este último adquirió una zona popularmente conocida como la Montaña Pelada, y propuso al arquitecto construir en ella un barrio residencial inspirado en el modelo británico, razón por la que el nombre original del monumento actual está en inglés: Park Güell.
La intención inicial era la de vender 60 parcelas a familias burguesas de Barcelona, pero esto nunca llegó a ningún puerto. Eso sí, más allá de su utilidad, el resultado fue el de un conjunto arquitectónico único en el mundo. Una escalinata ajardinada, un mirador con un banco ondulado y una red de viaductos de singular estructura fueron las ideas de Gaudí que acabaron siendo reconocidas como Bien Cultural de Interés Nacional en 1969, así como Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1984.
Fue en octubre de 1900 cuando se comenzaron a nivelar los terrenos, terminándose los pabellones de la entrada en 1903, así como la escalinata principal, los viaductos y gran parte de la explanada. En 1907, comenzaron los actos, y 7 años después se inauguró el banco cerámico. No obstante, el uso de esta zona permaneció privado varios años, hasta que el Ayuntamiento de Barcelona se hizo con el proyecto en 1922: convirtió el complejo en un parque público, el inicio de una atracción turística por excelencia en el patrimonio de nuestro país. Actualmente, forma parte del parque “Tres Turons”.
En definitiva, el Parque Güell es un reflejo del apogeo artístico de Gaudí. Estudió a fondo la difícil topografía de la zona, leyó la naturaleza como pocos arquitectos han sabido hacer, y el resultado, entre otros, fue la construcción de un ingenioso sistema de desagües situados en el interior de los pilares que soportan las bóvedas esféricas de hormigón del porche. Una serie de estrategias arquitectónicas que, más tarde, le servirían como práctica para otras de sus emblemáticas obras, en especial la Sagrada Familia. No faltaron, además, los guiños iconográficos: Gaudí añadió referencias políticas y religiosas, pasando por la mitología o la historia.