Arte

La subasta más cara de la historia

La colección de Paul Allen, cofundador de Microsoft, ha recaudado la mareante cifra de 1.500 millones de dólares, tasas incluidas

La obra «La conversación», de David Hockney, también forma parte de la colección de Paul Allen, cofundador de Microsoft, que ha salido a subasta
La obra «La conversación», de David Hockney, también forma parte de la colección de Paul Allen, cofundador de Microsoft, que ha salido a subastaFREDERIC J. BROWNAFP

La competición agonística entre Christie’s y Sotheby’s por liderar el mercado de lujo del arte no conoce límites, y deja tras de sí muchas «víctimas» en forma de récords pulverizados. Si, en noviembre de 2021, Sotheby’s marcó un hito al registrar un nuevo máximo en la subasta de la colección de un solo propietario –la venta de la colección Macklowe alcanzó los 676 millones de dólares–, ahora ha sido Christie’s la que ha recaudado la mareante cifra de 1.500 millones de dólares –tasas incluidas– en la primera jornada de la subasta de la colección de Paul Allen, cofundador de Microsoft. Los grandes titulares que deja esta sesión histórica no dejan lugar a la duda de los excesos en los que vive el mercado del arte más exclusivo: veinte de los artistas incluidos en el catálogo han roto sus récords de remate y cinco obras se han vendido por encima de los 100 millones. La nómina de artistas –que abarca un amplio espectro histórico desde Botticelli a Hockney, pasando por Monet, Seurat o Picasso– pone de manifiesto, de manera meridiana, el tipo de inversión que buscan los coleccionistas en estos tiempos de zozobra económica y crisis brutal a la vuelta de la esquina: autores clásicos, preferentemente encuadrados en un periodo histórico entre el impresionismo y las vanguardias, con precios superiores a las seis cifras y de los cuales existen pocas piezas en circulación. A tenor de tales y estratosféricas cifras, hay quienes podrían pensar que el mercado del arte se encuentra en ebullición y que, por ende, se muestra inmune a las turbulencias económicas actuales –desgaste post Covid, invasión de Ucrania, inflación…–. Pero nada más lejos de la realidad: el mercado de lujo constituye un coto exclusivo que no debe utilizarse para medir la temperatura de los niveles inferiores. Allí abajo hace frío. Y las galerías y artistas de clase media tiritan por su exposición a la intemperie.

"Waterloo Bridge, temps couvert", de Claude Monet, también formaba parte del lote de Allen
"Waterloo Bridge, temps couvert", de Claude Monet, también formaba parte del lote de AllenSANG TANAgencia AP

Entre los remates más llamativos que dejó la subasta de la colección de Paul Allen, conviene destacar los 149, 2 millones de dólares –tasas incluidas– que un pujador anónimo pagó por «Les Poseuses, Ensemble» (1888), del pintor posimpresionista Georges Seurat, superándose así los 100 millones estimados por la subastadora como precio de remate. Otro de los beneficiados por esta «noche de récords» fue Paul Cézanne, del cual una de sus representaciones de la montaña de Santa Victoria se vendió por 137,7 millones –con tasas–, marcando así un nuevo máximo en el histórico de ventas del maestro francés. Especialmente relevante fue la fotografía sobre platino del mítico edificio Flatiron, de Nueva York, realizada por Edward Steichen en 1904. Con un precio de salida de 3 millones de dólares, la subasta de este preciado lote se remató –contemplando las tasas– en 11,8 millones de dólares –una cifra desorbitada para una fotografía–. Pese a ello, la pieza de Steichen no constituye la fotografía más cara de la historia, ya que, a principios de este mismo año, la icónica «Le violon d’Ingres», de Man Ray, fue rematada, también en Christie’s, en un precio de 12,4 millones de dólares.

Aunque todo lo recaudado por la subasta de la colección de Paul Allen irá destinado –por expreso deseo suyo– a causas benéficas, el punto de obscenidad y de especulación que rodea a este evento no se puede orillar. El mercado del arte de lujo ha sustituido al oro como principal valor de inversión en tiempos de crisis. Cuanto mayor es la crisis económica, más altos son los precios en los que se compra las obras de los artistas históricos. Hasta el momento, los coleccionistas han ganado una suculenta plusvalía con la transacción de este tipo de piezas. Pero ¿qué sucederá el día en que ya no se puedan batir más récords y las cifras de los remates disminuyan? ¿Colapsará la burbuja del mercado de lujo? El tiempo lo dirá.