Así se gestó la última película de Agustí Villaronga
"Loli Tormenta", película póstuma del director de "Pa negre", fue escrita a cuatro manos junto al guionista Mario Torrecillas
Madrid Creada:
Última actualización:
Corría ya casi el verano de 2021, cuando un orgulloso Agustí Villaronga atendía a LA RAZÓN en el Festival de Málaga, presentando la misma "El ventre del mar" que acabaría valiéndole la Biznaga de Oro en el certamen: "Estoy muy contento, porque mi próxima película será una comedia, más ligera, algo que llevo años sin hacer". Esa película era "Loli Tormenta", protagonizada por Susi Sánchez y que ha llegado estos días a nuestras carteleras entre decenas de estrenos. Pero no es una película más. El filme, escrito a cuatro manos junto al guionista Mario Torrecillas, pasará a la historia como el trabajo póstumo de Villaronga, fallecido el pasado 22 de enero tras varios meses padeciendo de las complicaciones derivadas del cáncer.
"Agustí (Villaronga) y yo compartimos piso durante más de diez años. Era un piso bastante grande, que nos permitía aislarnos casi del otro, trabajar en lo nuestro. A él le interesaba mucho mi trabajo en el cómic, y siempre quiso hacer alguna adaptación", explica Torrecillas a este diario, sobre un primer intento del director mallorquín que acabó finalmente realizándose en Francia ("Una pequeña mentira", de Julien Rappeneau). Y sigue: "Se quedó con las ganas, pero le dije que lo haríamos algún día. Un día, desayunando, descubrí que había estado leyendo mis notas en la pared, y me preguntó por qué no hacíamos aquella película sobre la abuela que se escapaba, la del loro y el cementerio", completa sobre lo que acabó siendo "Loli Tormenta", la historia de una ex atleta que, de la mano de sus nietos, tendrá que hacer frente a la aparición de los primeros signos de la demencia y el Alzheimer.
Y así, entre lo "fesseriano" y lo sentido, más propio del Villaronga más conocido, la película nos presenta a su protagonista y a sus dos nietos, notables Mor Ngom y Joel Gálvez, en su lucha precaria contra la realidad. Huérfanos, ambos hermanos de distinto padre tendrán que afrontar la enfermedad de su abuela, con una ligereza para narrar lo pobre como pocas veces se siente en el cine español. "La madre de Villaronga murió con Alzheimer, dos años antes que él. Así que ahí volcó toda su experiencia, sus últimos años, en realidad. Él quería volver al cine popular, al mayoritario. Siempre dijo que el cine de autor en España era excesivamente triste y dramático. ¡Y lo decía él! Con toda la razón del mundo, claro. Quería hacer cine de autor desde el humor, sin caer en comedias tontas de esas que se hacen hoy en día", explica el guionista.
Villaronga, que dejó la película terminada incluso pese a lo combativo de su enfermedad -en la última fase, se sometió a varias operaciones- firma aquí también una especie de despedida. El estudio de la senectud, siempre complicado de abordar sin condescendencia, se convierte en realidad en una descripción de la propia humildad del director ante un final que anticipa próximo. "Cómo era... Durante cinco semanas, doce horas al día. Sábados incluidos. Yo fui muchos días al rodaje, pero un día lo recuerdo especialmente. Era una escena del colegio, casi al final de la película. Todo el mundo estaba parado y con cara de circunstancia. Subí a la segunda planta y ahí estaba Agustí. Estaba tumbado en la mesa del profesor, llevándose la mano a la barriga del dolor que tenía. Hasta que pasó. Y se levantó. Y siguió. Porque así era", explica Torrecillas emocionado.
Contada desde el obrerismo, el del deporte y el más general, "Loli Tormenta" es un homenaje a todos esos deportistas de base a los que ya olvidan las federaciones, pero sobre todo es una última vuelta de Villaronga a la inocencia. De hecho, la película casi termina en gesto ingenuo, en testamento extraño para con la filmografía de un hombre que exploró siempre lo oscuro, lo más escondido, y también lo más feo. Es como si, para la que sabía sería su última película, el director nacido en Palma hubiera querido despedirse volviendo a los orígenes, impactándose de nuevo por el poder transformador del cine e imprimiendo una visión positiva ante la adversidad.