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Biznaga, el desencanto es un ladrillo

“¡Ahora!”, uno de los mejores discos de 2024, es un disco íntegramente político

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Hace unos años, era casi imposible encontrarse una canción explícitamente social en la escena española. Apenas un puñado de temas y de forma muy alegórica entraban en materias mundanas como la prueba definitiva de que eso que conocíamos como “indie” se había convertido en una especie de escaparate comercial, en la versión más inofensiva que el pop o el rock son capaces de sí mismos. Sin embargo, las cosas están empezando a cambiar. Grupos como Kokoshca o Camellos publican temas sobre el trabajo, la vivienda o el futuro de las ciudades. Pero, sin ninguna duda, quienes más conciencia han demostrado tener son Biznaga. El cuarteto madrileño con sede en San Isidro, Carabanchel, publicaron en 2024 uno de los mejores discos del año (finalista del Premio Ruido que otorga la prensa), “¡Ahora!”, que es también, como ellos mismos pregonan, una llamada a la acción directa.

Con una portada que es una imagen de un muro de ladrillos, y con un primer tema como “El futuro sobre plano”, el disco no deja lugar a las metáforas, hablamos del metro cuadrado. “Ya no se conciben las casas y los espacios para habitarlos, para que la gente desarrolle su vida, sino de tránsito. Se alquilan habitaciones, cada vez por un precio más alto y todo responde a la búsqueda de mayor beneficio. Y después de las habitaciones vendrán las camas. El límite es el cielo, o el suelo, en este caso. Estamos en esta situación, ¿cómo ponerle freno? La gran mayoría de la sociedad debería decirlo. Pero incluso un componente de solidaridad, de que si tú no lo padeces directamente, seguro que un amigo o familiar tuyo, sí. Aunque no te afecta ahora, que pasado mañana, sí, deberíamos ver que estamos rodeados de ese problema por todas partes que afectan a la realización de las personas”, dice Álvaro García, vocalista del grupo, que, de momento, “malvive” en lo material pero que, como dice Jorge "Milky" Ballarín, “somos unos privilegiados porque tenemos tiempo. Nos dedicamos solo a la música, que es lo que nos gusta”. Al contrario que la mayoría, que acepta un trabajo que pocas veces realiza. “El modelo de hoy es un trabajo asalariado absorbente, de productividad y competitividad exacerbada, de camino al colapso, o bien, al contrario, precario hasta el extremo. Eso no puede realizar jamás. Todo lo contrario. Pero otro modelo de trabajo no tendría por qué ser insano y tóxico”, dice el cantante del grupo. “Antes se pensaba que te realizas a través del trabajo, pero ahora resulta que el trabajo te puede hacer enfermar. Eso antes no cabía en la cabeza. Si le digo a mi abuelo que no que uno no se realiza a través del trabajo, te diría: ''tú eres tonto niño, a trabajar’’”, apunta Ballarín. La consecuencia es, como ellos cantan, es “Benzodiazepinas, lorazepam, ansiolíticos". “Es una droga por la que tiene que pasar mucha gente porque, si no, tu cabeza llega a límites que no puedes controlar y sufres depresión y ansiedad. En realidad, tendrías que ir a una terapia, pero el camino más corto para seguir produciendo es el de bajar las revoluciones con fármacos y al sistema le conviene que sigas callado y te cures rápido, y por eso se receta con facilidad. Es fácil que te den la receta y son peligrosas porque tienen un nivel de adicción muy alto. Habría que dar otros tratamientos pero no hay tiempo. Para que te cures de la cabecita y a currar mañana”, apunta Jorge Navarro. "Es una cuestión paliativa. Te tomas la pastilla. Pero pasa también con los excitantes para producir más, para aguantar el ritmo. Es que es un sistema que no produce bienestar, sino colapsar y a rompernos. Lo paliativo sucede cuando no paras de derrapar y caerte todo el rato. Y eso pasa con la salud mental y con todo. Poniéndole un parche para tirar”.

Pero ante esta situación no quieren caer en el desencanto. Proponen esta receta en “El entusiasmo”, el tema que es la piedra angular del trabajo: “Tantos deseos /tantas promesas / un tiempo nuevo / que nunca llega / vamos afuera a hacer que suceda”. Es la llamada a la acción directa de la que hablábamos. “Cuando el desencanto es tradición / el entusiasmo es una disidencia. /Contra la sumisión / del ánimo que impera, / una extraña flor / crece en las cunetas”. Los mismos ladrillos que provocan el desencanto pueden convertirse en el arma arrojadiza para cambiar las cosas. Porque, en el fondo, “Esta es una canción de amor / y una declaración de guerra”. Están avisados.