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Burhan Sönmez: "La risa es la mejor defensa contra la maldad del ser humano"

Su novela «Estambul, Estambul» construye un retrato de esta ciudad turca a partir de las historias de cuatro presos narradas por cuatro hombres encerrados en una cárcel de tortura.

Burhan Sönmez: "La risa es la mejor defensa contra la maldad del ser humano"
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Su novela «Estambul, Estambul» construye un retrato de esta ciudad turca a partir de las historias de cuatro presos narradas por cuatro hombres encerrados en una cárcel de tortura.

Burhan Sönmez (Ankara, 1965) se hizo escritor gracias a la policía turca. Huyendo de la represión en su país natal, dejó no solo su casa sino también su oficio, el de abogado, para convertirse en escritor durante su exilio en Inglaterra, mientras se recuperaba de una larga convalecencia por las heridas que le causó un ataque en Turquía. La editorial Minúscula ha publicado la primera novela traducida al español de este escritor sobresaliente titulada «Estambul, Estambul», una narración ambientada en una prisión donde cuatro hombres son sistemáticamente torturados. Por insólito que parezca, el humor, la compasión y las historias que se cuentan entre ellos van tejiendo un retrato de un quinto personaje llamado Estambul. La ciudad como protagonista.

–El humor es muy importante en el libro. ¿Es usted una persona optimista?

–Necesitamos ser optimistas, yo lo soy y mucho, incluso ahora que mi país está viviendo momentos difíciles, siempre he tenido esperanzas sobre nuestro futuro, pero no a largo plazo sino dentro de 5 o 10 años. Veremos tiempos mejores. Incluso viviendo bajo opresión sucede que a veces esa opresión se vuelve algo invisible en tu vida cotidiana. Recuerdo que en los noventa, después del golpe militar, los chistes más comunes entre la gente eran aquellos sobre los generales. La risa es probablemente la mejor defensa del ser humano contra la maldad.

–La compasión es también otro ingrediente importante de su novela. ¿Es también un sentimiento que valora en su vida?

–Forma parte de mi escritura, me gustan los personajes apasionados con compasión y bondad. Pero también mostrar el lado malvado de las personas, porque en la maldad puedes incluso encontrar algo bueno. Le voy a dar un ejemplo. Cuando tenía 19 años me llevaron a una celda de tortura. Un preso vino después de ser torturado y nos contó que mientas era mancillado escuchó a uno de los guardias hablando con su mujer por teléfono, preocupado porque su hijo se había ido a la escuela y llevaba tiempo sin aparecer. Durante cuatro días, todos los presos preguntaban por si el hijo del torturador había aparecido. Esta es la clase de detalles que nos hacen diferentes a nosotros de ellos.

–Su libro se puede leer como una metáfora sobre la situación de la Turquía actual. ¿Hubo reacciones negativas por parte de las autoridades cuando se publicó?

–En Turquía no es muy sorprendente escribir un libro como éste porque la literatura turca siempre ha sido muy política. Pero esta es la primera vez que se describe la ciudad de Estambul a través de la tortura. En Turquía, si haces algo como periodista, el Gobierno te ataca; si publicas algo crítico te tapan los ojos. Cuando mi libro salió no hubo reacción del Gobierno al principio, pero en el último año me han estado acosando. El Gobierno se está volviendo más intolerante.

–¿Esa intolerancia es algo reciente?

–No, es algo que ha estado presente en los últimos 90 años. Cada década, nuestros escritores han sido censurados o encarcelados. Pero este Gobierno es más duro. Turquía es ahora una gran cárcel para periodistas, es el país con más periodistas encarcelados del mundo. Pero en Turquía existe una larga tradición de resistencia entre los escritores y periodistas, esa es la razón por la que aún somos atrevidos y críticos con el gobierno. Pueden arrestar a 10 escritores o a 100, pero no vamos a dejar de escribir y denunciar.

–Los valores seculares han sido protagonistas en la historia de Turquía. ¿Está ahora el secularismo en peligro con el avance del islam político?

–El islam político representaba solo al 5% de la población hace unos años, pero ahora, con Erdogan, tiene un apoyo del 20% o 30%. Eso significa que la religión se está radicalizando. Frente a eso, tenemos una larga tradición de siglos de secularismo, no solo en el sistema político sino también en el estilo de vida. El secularismo implica la defensa de los derechos de la mujer, que en Turquía están siendo pisoteados. En cualquier manifestación vemos a mujeres, especialmente las jóvenes, siempre al frente.

–¿Ganará el islam político esta batalla?

–No lo creo. Históricamente perdieron una gran oportunidad en los últimos 20 años. Usaron toda su munición en vano. El problema del islam político es que solo defienden cosas para ellos mismos, no el bien común. Eso es un problema moral. Si yo veo que una mujer está siendo golpeada por su marido en la calle, no me puedo quedar quieto.

–Hay personas que creen que los países musulmanes no están preparados para la democracia. ¿Qué le parece?

–Tenemos un problema con los regímenes autócraticos, pero también con el funcionamiento de las democracias. Mire lo que está pasando en Estados Unidos. Se están desmontando las instituciones. La democracia no significa solo elecciones, sino el funcionamiento democrático de sus organizaciones, de todo el sistema. Lo que estamos viendo en todo el mundo, desde India, Estados Unidos, Turquía a Hungría es como un solo hombre, se cree con el poder absoluto para hacer lo que quiera.

–Dígame tres escritores que le inspiran.

–Dostoyevski, García Márquez y Borges.