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78ª edición
«Censori» en el Festiva de Cannes: los nudistas, mejor en Los Caños
La organización del Festival de Cannes, que empezó ayer, prohíbe los desnudos en la alfombra roja

La insinuación siempre fue la puerta más elegante para la imaginación: por eso, todo aquel que tenga buen gusto siempre va a preferir un sensual traje de baño que muestre lo justo y necesario para completar con la inventiva –de natural favorecedora– lo que no se ve, a un toples o desnudo integral donde la tela, como una capa de invisibilidad, brilla por su ausencia. Viene este comentario a cuento de la última actualización del «dress code» del Festival de Cannes, el Roland Garros del séptimo arte, cuya 78ª edición comenzó ayer y que se celebrará hasta el 24 de mayo. Resulta que la organización, mediante los responsables de protocolo del certamen de la Costa Azul, ha hecho llegar una carta a los asistentes al mismo donde se recoge que «por motivos de decencia, la desnudez está prohibida en la alfombra roja y en cualquier otra zona del Festival». Les faltó añadir que invitan a quien no acate dicha normativa a «comprarse unas palas, hacerse con una sombrilla e irse a hacer naturismo a la playa de Vera, a la de Sitges o a la de Los Caños de Meca».
Cierto es que, de un tiempo a esta parte, Cannes, más allá de su relevancia cinematográfica, se lleva la palma en lo que a estilismos se refiere: utilizando muchas modelos, actrices y «mocatrices», su pasarela no solamente sirve para lucir palmito «de oro» y estilismos de alta costura, sino directamente para mostrarse como sus madres las trajo al mundo –haciendo de un sensual escote o una sutil trasparencia una anécdota textil–, por no hablar de las mamarrachas –y también algunos mamarrachos– que recorren la alfombra colorada ataviadas como si aquello fuera la elección de la reina del carnaval de Santa Cruz de Tenerife: a algunas les falta aparecer enrolladas en la propia alfombra.
Y es que, sigue el comunicado, tampoco «se permiten trajes voluminosos, en particular aquellos con cola larga, que dificulten la circulación de los invitados y la ubicación de los asientos en la sala. El equipo de recepción del Festival estará obligado a prohibir el acceso a la alfombra roja a cualquier persona que no respete esas normas». El objetivo, añaden, no es regular la vestimenta, «sino prohibir la desnudez total de acuerdo con el marco institucional del Festival y la legislación francesa». O sea, censura «à la Macron».
Al referirse explícitamente a la desnudez integral, probablemente la organización de Cannes esté pensando en la reina del «naked dress», Bianca Censori, la arquitecta australiana y sexy esposa del rapero trumpista Kayne West, quien se presentó en la última edición de los Premios Grammy, el pasado febrero, sin dejar la más remota idea a la imaginación, enseñando hasta la letra pequeña de los planos del vestidor de su casa. Asimismo, en el propio Festival de Cannes ha habido precedentes de «destape», aunque no tan «heavys». Es el caso de la modelo Bella Hadid, que se presentó el pasado año con un vestido que transparentaba sus pechos con los pezones en modo «arriba España». También la propia Irina Shayk ha tensado en dos ediciones los límites entre lo erótico y el mal gusto. «Un poquito de por favor», que diría aquel.
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