Los Ángeles

Lauda y Hunt: enemistades peligrosas

Lauda y Hunt: enemistades peligrosas
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Eran los locos setenta, y nadie esperaba que los deportistas fueran un ejemplo para los niños, menos todavía si eran pilotos de carreras. Los controles antidopaje brillaban por su ausencia en unos circuitos plagados de publicidad de tabaco y patrocinados por marcas de alcohol. El inglés James Hunt personificaba a la perfección el glamour de la Fórmula1: atractivo, siempre rodeado de hermosas mujeres y con un pitillo en la boca, se paseaba por los grandes premios como una estrella del rock. En el polo opuesto, Niki Lauda, un austríaco austero y disciplinado eterno rival de Hunt: el accidente que casi le cuesta la vida a Lauda y que le dejaría la cara desfigurada de por vida puso al inglés el campeonato del mundo en bandeja.

Filmografía variopinta

Ron Howard, ese director capaz de compaginar en su filmografía cintas tan dispares como «Willow», «Cocoon», «Apolo 13», «Una mente maravillosa» y «El código Da Vinci», se encontró con una oportunidad de la mano de un guionista, Peter Morgan, gracias al que firmó una de sus mejores películas de su última época, «El desafío. Frost contra Nixon». «Nos hicimos amigos y coincidimos en Los Ángeles, donde ambos estábamos trabajando. En aquel momento, intentaba conseguir financiación para la adaptación de "La torre negra", de Stephen King. Él estaba escribiendo "Rush", y se suponía que Paul Greengrass iba a dirigirla. Le dije que creía que Paul estaría genial, pero también que a mí me interesaba mucho y que si cambiaba de opinión me lo hiciera saber. Paul decidió hacer "Captain Phillips", y, como no salió "La torre oscura", surgió mi nombre para dirigirla», explica Howard.

Así comenzó su idilio con la Fórmula1 o, mejor dicho, con Niki Lauda, un personaje tan fascinante como, según los que lo conocen, complicado. «Es muy poco diplomático –asegura Daniel Brühl, que lo encarna en este "biopic"–. Me dijo que fuera a verlo a Viena, pero que sólo llevara equipaje de mano porque si no nos entendíamos me podría ir directamente. Por suerte, tuve que comprarme más ropa. Incluso al final me llevó a Brasil en su avión privado, que pilotaba él, al Gran Premio de F1. Allí pude hablar con Sebastian Vettel y otros, y ver la carrera con Mercedes y hablar con pilotos de la época de Niki, ver las diferencias entre los pilotos de entonces y ahora... Lauda era uno visionario, moderno, muy enfocado en el aspecto técnico, disciplinado y profesional. La mayoría tenían ese halo de estrella del rock, como James Hunt, que ya no existen. Eso sí, conmigo no tiene nada que ver. Cuando me seleccionaron para el papel me entró pánico porque no sabía cómo interpretar a un personaje tan especial. Era imprescindible trabajar el acento autríaco, lo que era muy extraño a ser el mío alemán. Creo que lo he conseguido. Además, le da ese punto de arrogancia, chulería e ironía, porque tienen mucho más sentido del humor que nosotros los alemanes, lo cual no es demasiado difícil. En todo caso, estuvo dispuesto a contar muchos detalles, incluso algunos íntimos de después del accidente, de enfrentarse a la muerte», añade el actor alemán de origen español.

Europea en esencia

No termina, sin embargo, aquí el acento europeo de la cinta en Brühl. A pesar de que cuente con nombres tan de Hollywood como el del australiano Chris Hemsworth, que interpreta a James Hunt, o el del propio Ron Howard, uno de los realizadores más prolíficos de la industria norteamericana, ésta es una película del Viejo Continente. «Me encantó que la producción fuera europea. Pero no era tan diferente como imaginaba. Todos tenemos los mismos sueños; los gustos son algo diferentes, lo que funcionó muy bien para esta película. Comenzaron a gustarme estas diferencias con las películas de Dan Brown, porque aunque estaban producidas por Hollywood, se rodaban en ciudades europeas y se hablaban otras lenguas. Me pareció interesante. Al margen de que el presupuesto era más ajustado, me encantó la experiencia. Creo que mi trabajo evolucionó gracias a todo ello. Quizá sea la adaptación de "Inferno"(la nueva novela de Dan Brown)», dice Howard.

El idilio entre el actor y Howard fue inmediato. Brühl asegura que «aunque muchos directores se enfaden si leen la entrevista, tengo que decir que quizá sea el mejor director con el que he trabajado jamás. Como actor, te lo da todo. Él lo ha sido, sabe cómo funciona. Te motiva y no te excluye. Tiene autoridad, pero no le hace falta gritar, a pesar de que no era una película fácil para él». Howard le corresponde: «Sabía que íbamos a tener que documentarnos mucho y hacer bastante investigación. Quería a actores que pudieran captar la esencia de los personajes y alabara su profesionalismo y talento. Sobre Daniel Bruhl no tenía ninguna duda, es muy camaleónico, sabía de antemano que es un gran intérprete, de mucho talento. El que me sorprendió más fue Chris Hemsworth. Cuando nos mandó la prueba para encarnar a James Hunt se ganó mi respeto. Es surfirsta, y creo que Hunt tenía en la forma de moverse algo de surfista californiano», explica el director. Ron Howard ha disfrutado del favor de la taquilla con muchas de sus películas. ¿Repetirá el éxito recaudatorio? «La taquilla importa para los que financian la cinta y las críticas para el ego de los directores. Pero para conocer su verdadero impacto hay que esperar algo más de tiempo, ver cómo funciona en DVD e internet», comenta el realizador, que se atreve en tiempos de pocos riesgos con un «biopic». «No es una secuela, ni fantasía, ni está basada en un comic, pero tengo esperanza. ¿Irá la gente a las salas a ver algo así? Espero que sí. Desde luego, la he hecho para que sea vista en la gran pantalla. Es la mejor forma de experimentar una carrera de F1», sentencia el director.