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"Ternera": un púlpito de lujo para un asesino

El documental llega al festival de Cine de San Sebastián, uno de los escaparates más grandes de la cultura española mientras crecen las dudas sobre el blanqueo a la banda terrorista
El documental no será visto por periodistas especializados en terrorismo en su estreno
El documental no será visto por periodistas especializados en terrorismo en su estrenoBERRIAEUROPAPRESS

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Hoy en día, una buena polémica es la mejor campaña de publicidad. Y si, por algún lado, suena la palabra “censura”, mucho mejor. Eso lo sabe bien el showman Jordi Évole y también Jose Luís Rebordinos, que se han cuidado mucho de que la cinta del primero, que se estrena en el Festival de Cine de San Sebastián dirigido por el segundo, sea vista antes de su estreno, no por periodistas especializados o beligerantes con el terrorismo, no por historiadores o investigadores, sino por un par de víctimas seleccionadas y algún crítico afín.
Así, lo que se filtra, lo hace bien sazonado de halagos y parabienes. Lo saben también, en menor medida, las 500 firmas, entre ellas Fernando Savater, Rosa Díez, Fernando Aramburu o Maite Pagazaurtundúa, que pedían la desprogramación del documental por “blanquear a la banda” y convertir la historia terrorista en "un relato justificativo y banalizador que pone al mismo nivel a asesinos y cómplices, víctimas y resistentes”, que acababan de poner lazo y redondear la estrategia de markenting con ese escrito. Así, uno se debate, desde la solidaridad con las víctimas, entre la defensa a ultranza de la libertad creativa y de expresión, contra la censura (aún más la preventiva), y la idoneidad de que, ante la posibilidad de conocer ese testimonio, sea una plataforma cultural, como el Festival de Cine de San Sebastián, el lugar más adecuado. “Tengo sentimientos encontrados ante esto”, confiesa José Antonio Pérez, Doctor en Historia Contemporánea, investigador del Instituto de Historia Social Valentín de Foronda y coordinador de «Historia y memoria del terrorismo en el País Vasco», exhaustiva y rigurosa trilogía, imprescindible obra, que disecciona ese oscuro periodo. “Josu Ternera es la historia viva de ETA, desde el atentado de Carrero Blanco al cierre final, con el último comunicado". Para el periodista y para el historiador, tiene muchísimo interés su testimonio. "Pero lo habría tenido siendo entrevistado por alguien, periodista o historiador, que conociese bien ese periodo, uno que realizase las preguntas pertinentes e incómodas, que son las necesarias. Estaba claro que no iba a conceder una entrevista a un periodista beligerante con el terrorismo, ni a un historiador que lo haya investigado y estudiado, que lo conozca bien. Elige, de manera muy astuta, un perfil como el de Évole que, aunque creo que hace buenas entrevistas en general, no le va a meter en demasiados vericuetos”.
La pregunta, pues, no sería tanto si el testimonio de Jose Ternera tiene interés, que desde luego lo tiene, como historia viva de ETA que es, sino la de si es un evento cultural, como el de cine de San Sebastián, el lugar apropiado para su proyección. “Es darle al personaje un púlpito inimaginable”, apunta Pérez. “Se trata del escaparate más importante del cine español y, probablemente, de su cultura. A mí me interesa la entrevista, porque se trata del personaje que, de una manera más clara, encarna la trayectoria de toda la organización terrorista desde principios de los 70. Pero otra cosa muy distinta es lo oportuno de proyectarlo en el Festival de Cine de San Sebastián”. Iñaki García Arrizabalaga, hijo de Juan Manuel García Cordero, secuestrado y asesinado en 1980 y uno de los que han visto ya “No me llame Ternera”, publicaba en su perfil en redes sociales algunas impresiones: no blanquea a ETA, Ternera trata de justificar lo injustificable, no muestra ninguna empatía por las víctimas, no se arrepiente de nada… Pérez, que subraya el interés como investigador por este testimonio, señala: “incluso de una entrevista excesivamente amable (y no sé todavía si es este el caso) se pueden desprender cosas importantes. Como cuando el mismo Évole entrevistó a Otegui al salir de la cárcel y le preguntó dónde estaba cuando mataron a Miguel Ángel Blanco. Él, descolocado, contesta que en la playa. Eso tuvo el valor de evidenciar su catadura moral”. Quienes no han podido todavía ver el documental prefieren mostrarse prudentes en este momento y no pronunciarse hasta verla, más allá de lo ya dicho en el manifiesto.