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El terremoto del "Me too" sacude al cine francés en su noche estelar

La gala de los Premios Cesar del cine francés se ve sacudida por las referencias a los depredadores sexuales de la industria
Justine Triet, directora de "Anatomía de una caída"
Justine Triet, directora de "Anatomía de una caída"TERESA SUAREZEFE

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El cine francés está siendo sacudido por el terremoto del movimiento "MeToo" como nunca antes. Las acusaciones de agresiones sexuales se han ido multiplicando en las últimas semanas impulsadas por algunas investigaciones periodísticas que han permitido una fuerte detonación en la vitrina más codiciada: la de los premios César, los Goya franceses, entregados este pasado viernes por la noche en París. Una gala plagada de referencias no sólo a los depredadores del sector sino también a todos los que durante años miraron para otro lado o incluso de tantos hombres que “se beneficiaron de una complacencia de todo un sistema que aún hoy perdura” según significaba el diario "Le Figaro" en sus páginas dedicadas al evento anual del cine galo. Una noche en la que una española, Gala Hernández, ganó un premio al mejor cortometraje.
A las puertas de la mítica sala parisina Olympia, varios sindicatos y asociaciones feministas ya caldeaban el ambiente antes de la entrega de galardones con una sonada protesta que ha eclipsado en parte lo que muchos expertos han coincidido en señalar como un magnífico año para el cine en Francia con títulos de renombre como Anatomía de una caída de Justine Triet, gran ganadora de la noche por "Anatomía de una caída", o "El reino animal" de Thomas Cailley.
La nueva oleada de acusaciones la lidera la actriz Judith Godrèche, de 51 años, acompañada en un segundo plano por Isild Le Besco de 41. Ambas mujeres acusan a los cineastas Benoît Jacquot y Jacques Doillon, considerados como herederos de la Nouvelle Vague francesa, de haber ejercido un “auténtico dominio” psicológico sobre ellas hace décadas cuando empezaban en el mundo del cine. Godrèche fue pareja de Jacquot después de rodar una cinta bajo sus órdenes, Les Mendiants, en 1986, rodada en Portugal a dónde acudió sin ningún tipo de acompañamiento adulto . La por entonces joven adolescente de 14 años se fue a vivir con el director, de 39 en aquella época, sin que sus padres supuestamente objetaran nada. Una relación que duró seis años y fue vivida ante la mirada de la opinión pública y en particular del mundo del cine francés y de los platós de televisión donde ambos se prodigaron. Godrèche denuncia ahora a Jacquot por violación y de ser un “depredador”. Él asegura que todo es falso. Todo esto llega después de que la industria cinematográfica francesa ya se hubiera sido fuertemente sacudida por las acusaciones de abusos sexuales contra el actor Gérard Depardieu durante todo el año pasado.
En la gala de los César del viernes por la noche las palabras del discurso de Godrèche retumbaron en el Olympia de París. “¿Por qué aceptar que este arte que tanto amamos sea utilizado como una cobertura para el tráfico ilícito de chicas jóvenes?” se preguntó en voz alta en un potente discurso de crudas palabras denunciando la impunidad que durante años han tenido grandes nombres varones del cine francés. “Tengamos el coraje de decir en voz alta todo lo que todos piensan en bajito” ha sentenciado la actriz antes de ser fuertemente ovacionada.
Las denuncias de Godrèche se han ido intensificando en las redes sociales durante las últimas semanas como ya ha sucedido con otras acusaciones que brotan regularmente en el cine y teatro francés, en su inmensa mayoría por parte de jóvenes actrices o trabajadoras del sector contra directores como Luc Besson o Nicolas Bedos o también contra actores consagrados como Gérard Depardieu.
Fuentes judiciales señalan a la agencia France Presse que los hechos podrían haber prescrito pero Godrèche, además de presentar la acusación formal, la ha ampliado a otro director: Jacques Doillon, de 79 años en la actualidad. La actriz Jane Birkin era por entonces la pareja de Doillon y según el relato de Godrèche, incluso Birkin habría presenciado una escena de un supuesto abuso. A estas acusaciones se suman las de otra actriz, Isild Le Besco, que también mantuvo una corta relación con Doillon cuando tenía sólo 16 años. Según su relato, el director la sometió a una relación abusiva y dominadora. Luego éste le negó un papel cuando ella no accedió a sus pretensiones. Doillon tiene ahora mismo lista su nueva película, CE2, que trata sobre el acoso escolar en primaria. Una de las actrices principales del film, Norah Hamzawi, ya ha pedido que se suspenda el estreno.
En 2020, aún con los rescoldos del me too de EE.UU., activistas por los derechos de la mujer protestaron durante la gala de los César, en la que Roman Polanski ganó, en ausencia, el premio al mejor director. La actriz Adèle Haenel, quien había denunciado una presunta agresión por parte de otro realizador francés a principios de la década de los 2000, cuando tenía apenas 15 años, se levantó y abandonó la sala. La glorificación de la cultura francesa, el mimetismo de la “gran familia” del cine y los vestigios de relativismos morales derivados del 68 han creado, según los expertos, el caldo de cultivo en el que ha operado esta complacencia de todo un sistema que bien conocía los abusos hacia muchas chicas que daban sus primeros pasos en el cine galo.