Crítica de "Anatomía de una caída", la ganadora de los César: la gravedad y la gracia ★★★★
Dirección: Justine Triet. Guion: Arthur Harari y Justine Triet. Intérpretes: Sandra Hüller, Swann Arlaud, Milo Machado, Samuel Theis. Francia, 2023, 151 min. Género: Drama.
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Dirección: Justine Triet. Guion: Arthur Harari y Justine Triet. Intérpretes: Sandra Hüller, Swann Arlaud, Milo Machado, Samuel Theis. Francia, 2023, 151 min. Género: Drama.
Según la filósofa Simone Weil, todo puede medirse según la tensión dialéctica entre la gravedad y la gracia. Desde la gravedad se cae, desde la gracia se asciende. Existe, pues, una filosofía de la caída, que desafía la verticalidad del mundo: en la película de Justine Triet no solo cae un hombre al suelo, matándose, sino también una familia, un matrimonio, una esposa que, fría y tenaz, se agarra al clavo ardiendo de lo vertical. Así las cosas, la flamante Palma de Oro en Cannes de 2023 se desarrolla casi como la representación gráfica de un cuerpo en caída libre, donde las coordenadas son versiones contradictorias de una misma verdad ambigua. Así las cosas, Triet se pertrecha al lado de la acusada, una escritora bisexual que no parece sentir el dolor de la pérdida, sin pretender que sintamos simpatía por ella, y Sandra Hüller, excelente, potencia esa objetividad en una interpretación que nunca resulta ni sentimental ni complaciente. Lo que empieza como la investigación de un presunto crimen se convierte, por un lado, en la clínica disección de una conciencia femenina -como ya lo eran los anteriores filmes de Triet, “Los casos de Victoria” y “El reflejo de Sybil”- que tiende a la opacidad y, por otro, en la apasionante crónica de un matrimonio que se desmoronó años ha. Salvo por la instrumentalización algo problemática del único testigo próximo a los hechos (el hijo ciego de la pareja), Triet sale victoriosa de su incursión en un género tan difícil como el cine de juicios: el tribunal, donde teóricamente debe consolidarse la verdad del mundo, se revela como un espacio de colisión de subjetividades, un agujero negro de dudas y reproches.
Lo mejor: la complejidad dramática de su protagonista, a cuya misteriosa opacidad contribuye la excelente interpretación de Sandra Hüller.
Lo peor: la confesión del hijo ciego es una estrategia que hace tambalear la milimétrica construcción del guion.