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Investigación

Día de la música: ¿Por qué escucharla nos pone felices? Esto dice la ciencia

Diversos estudios avalan con datos una percepción universal: el poder que tiene en nuestra mente el hábito de escuchar música

Auriculares Sony
Una mujer escucha música con auricularesLa Razón

Es algo que todos hemos sentido. La necesidad de escuchar música o la satisfacción inesperada al cruzarnos con una canción. Cómo puede cambiarnos el día, mejorar nuestro estado de ánimo o expresar sentimientos que no sabíamos cómo canalizar. La música tiene un impacto profundo en nuestra psicología con efectos indiscutibles que ya están avalados por multitud de estudios de psicología y medicina.

Es evidente que escuchar música relajante tiene un efecto inmediato en el sistema nervioso: consigue que ralenticemos la respiración, regulemos el ritmo cardíaco y reduzcamos la presión sanguínea y la tensión muscular. Sin embargo, los estudios científicos han determinado que sus efectos calan más hondo: tiene un impacto en el sistema endocrino, el encargado de regular la producción de hormonas.

Según un estudio de la Universidad de México, al escuchar una pieza musical, existen varias formas de apreciarla. Primero, el cerebro la capta a través de las cortezas auditiva primaria y secundaria, localizadas en el lóbulo temporal (recibe y regula estímulos sensitivos). Y si la música tiene voz, el cerebro lo procesa hacia la parte que maneja el lenguaje. Además, se dirige a otras regiones como son la corteza prefrontal (maneja cognición, emoción y conducta humana), y regiones talámicas e hipotalámicas (ambas manejan emociones). “La música forma parte muy importante de nosotros como especie, y cada persona la interpreta dependiendo de dos aspectos: la apreciación musical y la generación musical, donde se involucran el ritmo, el tono e incluso los aspectos culturales”, explicó Hugo Sánchez Castillo, investigador de la Facultad de Psicología de la UNAM

Más aún, la música también funciona estimulando la producción de neurotransmisores que generan un placer inmediato. Por ejemplo, está demostrado que ayuda a la producción de dopamina (que es la de la recompensa inmediata, la que genera un placer instantáneo) y, a la vez, reduce la hormona que producimos cuando estamos estresados: el cortisol. Algunos estudios aseguran que incluso potencian la inmunoglobulina A salival, un anticuerpo que fortalece el sistema inmunológico. Por ejemplo, un estudio que se llevó a cabo en el Massachusetts General Hospital se encontró que los pacientes que escuchan al menos 30 minutos de música al día tienen niveles estables de presión sanguínea, palpitación del corazón normal y menos estrés que quienes no escuchan música.

Otras investigaciones han determinado que la música nos lleva a tener una mejor calidad del sueño e, incluso, mejora nuestro sistema inmunológico. En este sentido, se ha encontrado que escuchar 50 minutos de música energética aumenta la producción de anticuerpos de nuestro cuerpo.

Hay un factor que no hemos comentado y que es evidente: todos estos beneficio solo se activan cuando se trata de la música que le gusta al receptor, lo que hace que el asunto se vuelva realmente interesante y complique las cosas a la hora de hacer estudios científicos, porque, en este caso, no existen en el mundo dos sujetos iguales: de ahí los problemas de la ciencia para afirmar con contundencia el poder de la música en el organismo humano. De igual manera, aunque no está demostrado científicamente pero el cien por cien de los sujetos estará de acuerdo con esta afirmación, una música que nos desagrade tiene un efecto adverso en el estado de ánimo.