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Italia

El jarrón «robado» de Los Uffizi vale 12 millones

El director de los Uffizi muestra la reproducción en blanco y negro del lienzo de Huysum que se expone en el museo florentino con la mención de «robado» en italiano, inglés y alemán
El director de los Uffizi muestra la reproducción en blanco y negro del lienzo de Huysum que se expone en el museo florentino con la mención de «robado» en italiano, inglés y alemánlarazon

El director del museo mantiene que lo sustrajeron los nazis en 1944 y que está en una colección privada. En el pasado se llegaron a pedir elevadas cantidades por su rescate.

Pasear por las salas del Palacio Pitti de Florencia es como sumergirse en un gigantesco ejercicio de «horror vacui». Alejado del concepto de un museo moderno que defiende su director, Eike Schmidt, las colecciones florentinas acumuladas desde el Renacimiento se agolpan en las paredes sin dejar al visitante un segundo de respiro. Tanto que quizá un turista algo despistado sea incapaz de encontrar un cuadro que en realidad no es tal, sino una fotocopia. Entendámoslo como un juego. El encargado de ponerlo allí fue el propio Schmidt, al tiempo que pidió como deseo que el original pueda volver este año al lugar que le corresponde. En el marco de su eventual sustituto se lee en italiano, alemán e inglés: «robado».

La historia comienza en 1943, con Florencia ocupada por las tropas nazis. La capital de la Toscana era un importante enclave durante la Segunda Guerra Mundial, debido a su tradición de izquierdas, que en la época se traducía como «peligro comunista». Los alemanes habían conseguido conquistarla, pero los bombardeos y la batalla contra la resistencia antifascista proseguían, por lo que cuidadosos y filántropos como eran en el Tercer Reich, decidieron vaciar las salas de los museos de la ciudad para proteger sus obras.

Cientos de cajas salieron de la Galería de los Uffizi, institución a la que pertenece también el Palacio Pitti, con destino a la frontera con Austria. Pero en esos momentos los nazis se volvieron más descuidados que de costumbre y algunos de los embalajes se rompieron. El hombre que nos ocupa se llama Herbert Stock, militar de la Wehrmacht, que ese año le escribe a su mujer Magdalena: «Tengo un bellísimo cuadro en óleo y espero conseguir una caja adecuada para poder enviártelo». La descripción que después hace encaja con nuestra pintura desaparecida. En este traslado, al menos una decena de obras desparecieron. Casualmente.

Impresionar a Mussolini

Antes de comenzar la guerra, Musollini había tratado de impresionar a Hitler llevándolo a los Uffizi. Los alemanes conocían de sobra el legado de los Medici. Por eso, cuando se desató la contienda, las autoridades italianas ordenaron la evacuación de las pinturas de Rafael, Leonardo y Botticelli, entre otros artistas, a distintos caseríos repartidos por la Toscana. Del resto, se encargaron los nazis. El trasvase apenas duró un par de años, porque en 1945, con Italia ya liberada, la epopeya fue devolverlos a su lugar de origen. Se encargó un agente de la inteligencia italiana llamado Rodolfo Siviero. Aunque le quedaron pendientes cerca de 1.600 obras, que las autoridades de este país calculan que nunca fueron devueltas a Italia.

Entre ellas está el «Jarrón con flores», al que seguimos la pista desde el principio. Se trata de una obra del pintor holandés Jan van Huysum, hijo de la escuela flamenca de los siglos XVII y XVIII. Las dimensiones tampoco nos lo pondrán fácil para localizarlo: es un pequeño óleo sobre tela de 47 x 35 centímetros. Llevaba en el Palacio Pitti desde que fue comprado por el Gran Duque de la Toscana Leopoldo II en 1824, pero desde su encuentro con el soldado Herbert Stock no ha vuelto a ser visto. Solo en la década de los noventa –ya del siglo pasado– hubo noticias de él, cuando un desconocido pidió 2 millones de euros por su rescate, a través de la galería Sotheby’s.

Desde ese momento han sido varios los ofrecimientos para restituir el cuadro. Desde los 2 millones de salida hasta 250.000 euros, en un último intento, como si se tratara de una subasta. Según fuentes consultadas, el valor real del «Jarrón con flores» rondaría los 12 millones, pero Italia no se ha planteado nunca pagar por algo que considera que le pertenece.

Tras la última de las llamadas ofreciendo el cuadro, el cuerpo de los Carabinieri encargado de la tutela del patrimonio abrió una investigación. En 2016 consiguió localizar a la familia, residente en Alemania, y más tarde la Fiscalía de Florencia inició un procedimiento judicial. El delito por robo prescribió hace muchos años, pero sí se podría confiscar por extorsión. Para ello haría falta la colaboración del Estado alemán, que según fuentes de la investigación, de momento no se ha producido.

Lo que sí ha llegado desde Alemania es la versión de la familia que está en posesión del cuadro, por vía de su abogado, Nicolai B. Kemle. El experto legal, galerista de arte a la sazón, explicó en el periódico «Der Spiegel» y más tarde en una entrevista en «La Repubblica» que la desaparición de la pintura no se trató de «ningún robo de arte de los nazis». «El abogado de mis asistidos no fue nunca al lugar donde se conservaba el cuadro. Era un militar de muy baja graduación, sin ningún poder. Por tanto, podía haber obtenido el cuadro encontrándolo. Se trata, por tanto, de un descubrimiento o de una adquisición en buena fe», señala en la citada entrevista.

Herbert Stock murió hace años, quienes lo conservan son sus herederos. Lo que se nos ha quedado por el camino es cómo pudo salir la obra de Italia para llegar a Alemania. Según el director de los Uffizi, no hay dudas: «Fue robado en 1944 por los nazis y ahora se encuentra en una colección privada» El abogado asegura que la familia ordenó una investigación a través de las transcripciones de las fuerzas aliadas que se ocuparon de proteger las obras y devolverlas al término de la Segunda Guerra Mundial y no han obtenido ningún resultado.

Lo que propone Nicolai B. Kemle es la formación de un comité arbitral que se encargue de dirimir el futuro de la obra, que están dispuestos a devolver «sin una recompensa». También niega que en el pasado fueran ellos quienes reclamaran un pago a Italia para mandar el óleo a este país. Consultado en varias ocasiones por este periódico, el experto legal alega que está preparando un comunicado y que mientras tanto debe mantener una comunicación confidencial con sus clientes.

Condena por extorsión

Fuentes legales consultadas en Italia responden que la apertura de este tipo de arbitrajes se producen únicamente en casos de tipo civil, pero en este caso hay abierto un procedimiento penal. De ser condenados por extorsión, quienes tienen el cuadro en su poder se enfrentan a una importante multa o incluso a penas de cárcel. En la Unión Europea existe una disposición llamada «orden europea de investigación penal», por la que los estados se comprometen a colaborar en las investigaciones de otros países para su uso en un proceso penal y esto es lo que desde Italia aseguran que está incumpliendo Alemania. En España, por ejemplo, esta disposición fue firmada en 2014. La disputa también entra en el sistema legislativo italiano. Porque si bien los herederos de Stock insisten en que una ley de 1942 permite la salida de Italia del patrimonio siempre que haya sido obtenidos de un modo legal, existe otra disposición de 1939 que lo contradice. La norma, todavía vigente, impide «la exportación de determinados bienes culturales sin el consentimiento ministerial pertinente». Desde Italia señalan que si verdaderamente el soldado alemán encontró el cuadro por una de esas casualidades de la vida, su obligación de acuerdo a la ley hubiera sido contactar con las autoridades italianas y devolverlo. Pero eran tiempos de convulsos y, claro...

El director de los Uffizi asegura que «las últimas heridas de la Segunda Guerra Mundial en las colecciones florentinas están todavía abiertas». Y para Schimdt, nacido en Friburgo (Alemania), el asunto se ha convertido en una cuestión casi personal. Asegura que hasta que no sea devuelto, no retirará la copia que ha colocado en su lugar. Hemos dado ya demasiadas pistas sobre el «Jarrón con flores», pero por si queda algún rezagado intentando localizarlo por las atestadas estancias del Palacio Pitti, revelaremos que está en la Sala de los Putti, junto a otras obras de naturaleza muerta realizadas por los holandeses del XVII y el XVIII. Pongan atención porque desde la Segunda Guerra Mundial no ha vuelto a ser visto por aquí y ahora, aunque sea en forma de denuncia, vuelve a estar presente. Sus legítimos poseedores esperan que el original vuelva y que el paso del tiempo no le haya cambiado.